La incautación de armamento a los supuestos miembros del Cártel Jalisco “Nueva Generación” tras los hechos ocurridos en el enfrentamiento armado con el ejército mexicano en los poblados de San Julián, Jalisco, pone nuevamente en evidencia el alto poder bélico y económico de Nemesio Oseguera alias “el mencho”, quien por estos acontecimientos y otros más, se presume que ha declarado la “guerra” a las autoridades militares del país.
El armamento incautado también pone en evidencia, la falta de control y su permisibilidad en el flujo libre del mismo, por parte de las autoridades estadounidenses y su complicidad en el trasiego de armas hacia México. La misma dependencia del Buró de Tabaco, Alcohol y Armas llamada por sus siglas ATF contando con la colaboración del Fiscal de los Estados Unidos, Eric Holder, en otro tiempo, ocultó los impactos negativos de la operación “rápido y furioso” para introducir armamento de manera clandestina a los cárteles mexicanos. Holder también pudo haber sido cómplice para obstaculizar una investigación a la ATF por permitir el tráfico libre de armas hacia nuestro país.
En México sólo han surgido recientemente declaraciones y no una auténtica estrategia sobre el resguardo de fronteras, aduanas y aeropuertos junto con una tenaz labor diplomática, para impedir o al menos limitar el flujo de un armamento que causa el incremento diario de la violencia. Alfonso Navarrete Prida, secretario de Gobernación, solamente sugirió blindar la frontera con los Estados Unidos “a fin de evitar que ingresen más armas y dinero de actividades ilícitas a México”, afirmó.
Las compras de armamento por parte de la Secretaría de Defensa en México en cinco años, equivalen a las armas que ingresan al país durante un mes, existiendo más de 15 millones de armas que circulan en el territorio nacional, de las cuales 13 millones son ilegales.
Ahora resulta que ninguna autoridad de ambos países se percató y sí permitió la introducción de fusiles de asalto AR15 con la capacidad de ser usados para disparar a dos mil metros de distancia y dañar así blindajes de autos y aviones. Y nadie se dio cuenta de una ametralladora tipo Barret que estaba montada en una camioneta ya incautada o varios lanza-cohetes, armas largas y granadas de fragmentación.
