Según Donald Trump los cien días de gobierno le han resultado “terriblemente bien (porque) se han hecho muchas cosas”, así lo dijo en resumidas cuentas, el líder de un poder en crisis, por encontrarse comandado por un enfermo mental.
El padecimiento psicótico del gobernante estadounidense ha vuelto a ser, en los últimos días, un asunto preocupante para psiquiatras y asociaciones médicas del vecino país.
Calificadas en un texto realizado por un psiquiatra especialista, las acciones de Trump suceden por causa de “un exagerado enfoque egocéntrico acerca de imponer su interpretación a los hechos de la realidad externa (y) una intolerancia extrema hacia el resto de las personas”. También hacia “las diversas posturas ideológicas, sociales o políticas”. “Una atribución a la maldad a un objeto o sujeto externo-fuera de sí mismo-, que desata la ira justificada desde su óptica e inicia un discurso desafiante y hostil contra el adversario”. Para concluir con su apreciación, el doctor Aaron Beck afirma que Donald Trump es lo que muestra en “todas y cada una de sus intervenciones en público, seguramente en privado será más despectivo e insultante”, dice.
Lo más increíble y desconcertante es que el 42 por ciento de los norteamericanos continúan apoyando a Trump. Tal vez este apoyo solo es el reflejo de una parte de la sociedad estadounidense ignorante, inculta, fanática e irresponsable.
Y por otra parte, algo también desconcertante pero que sucede en nuestro país, se refiere a los doce mil millones de dólares que se encuentran perdidos por causa del desfalco al erario público que realizaron exgobernadores y funcionarios públicos acusados por el hecho. Lo grave se encuentra, que el dinero sustraído de las arcas estatales y federales, forma parte de la alta deuda contraída con la banca privada por los estados y municipios del país, de la cual, posiblemente, solo se estén pagando los intereses.
