En la dinámica actual de la política mexicana, Nuevo León ha emergido nuevamente como escenario principal de un drama que revela las profundas ambiciones y estrategias de quienes ostentan el poder. A través de la figura de Samuel García, la cúpula emecista parece estar jugando una partida de ajedrez política con el propósito específico de captar la atención nacional y establecerse como protagonistas en la próxima contienda presidencial.
Desde que Samuel García anunció su solicitud de licencia para ausentarse y centrarse en su campaña presidencial, las intenciones de Movimiento Ciudadano han quedado claras: mantener a toda costa el control político de uno de los estados más estratégicos y ricos del país y, al mismo tiempo, proyectar esta influencia hacia la arena nacional. La maniobra de intentar instalar a Javier Luis Navarro Velasco como sucesor interino no es simplemente una decisión basada en la lealtad o la eficiencia; es una estrategia calculada para garantizar que el aún gobernador mantenga el timón de Nuevo León firmemente en sus manos.
La respuesta de la oposición, que favorece a José Arturo Salinas Garza como gobernador interino, no solo muestra un desacuerdo protocolario. Revela una resistencia y deja de manifiesto la lucha por el poder y es que hasta hace una semana Salinas Garza era el presidente del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura. El magistrado rindió protesta como presidente del Tribunal el pasado 1 de agosto del 2023 y, aunque su periodo acaba hasta el 31 de julio del 2025, el pasado miércoles solicitó licencia para separarse de su cargo.
Sin embargo, Juan Fernando Alvarado, juez Séptimo en Tamaulipas, señaló que Salinas Garza no puede ser gobernador interino, “en la solicitud de licencia el magistrado presidente reconoce que el Congreso lo designó gobernador interino, lo que revela entonces que para el momento de su designación por parte del Congreso, dicho funcionario estaba legalmente impedido, pues aún era magistrado del Tribunal Superior de Justicia”.
Es evidente que detrás de cada movimiento hay un juego de poder en el que hay una figura dantesca que pende como la espada de Damocles sobre el futuro quizá incierto de García Sepúlveda. MC busca consolidar y expandir su alcance electoral. Los mensajes desde Palacio Nacional muestran, eso sí, con sutileza, una estrategia en la que ambos ganan: mientras Movimiento Ciudadano busca fragmentar el voto opositor, el oficialismo puede consolidar su posición dominante.
Como se dice comúnmente, la política hace extraños compañeros de cama. Y en este contexto, Movimiento Ciudadano parece estar dispuesto a formar alianzas y tomar decisiones sorprendentes con tal de mantenerse relevante y en una posición de poder. La mención y posible utilización de Mariana Rodríguez, esposa de García y una figura popular en redes sociales, podría ser una táctica adicional para mantener al público cautivo y centrado en las actividades y figuras del partido.
Ahora bien los nuevoleoneses merecen una administración que priorice las necesidades y aspiraciones de sus ciudadanos. La verdadera pregunta que queda es si los ciudadanos de Nuevo León y de México en su conjunto verán más allá del espectáculo y tomarán decisiones informadas.
Samuel ha dejado claro qué quiere, qué busca y hasta dónde está dispuesto a llegar por ello. El fin de semana presentaron la danza de los números en su Informe. Ahora solo resta saber si a ojos del ciudadano la balanza se inclina a favor de García Sepúlveda y le alcanza.
En alcance
Ebrard tendrá que dar señales más pronto que tarde, es sabida la buena relación y cordialidad entre el ex canciller y el senador y líder de MC, Dante Delgado, Pronto se definirá si se dividirá aún más un eventual voto opositor. Marcelo no ganará, pero sabremos hasta dónde quiere, puede o le alcanza.
