En México, millones de ciudadanos se enfrentan diariamente a un aire viciado por la contaminación, una amenaza invisible, pero letal. Esta situación es en especial alarmante en las áreas circundantes a las refinerías de petróleo, como la de Tula, que emiten sustancias tóxicas directamente a las poblaciones cercanas.
Primero es crucial reconocer la gravedad del problema. Las refinerías de petróleo, con su tecnología obsoleta y ubicaciones inadecuadas, son una fuente principal de contaminantes como el benceno, conocido por su potencial cancerígeno. La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos ya ha establecido directrices para monitorear estas emisiones, una refinería en promedio produce 3 mil 832 toneladas al año de compuestos orgánicos volátiles y 90 de amoniaco; es una instalación contaminante que manufactura productos derivados de un combustible fósil: el petróleo crudo. De él se extraen gasolinas, gas, diésel, asfalto, aceites lubricantes y otros productos residuales por destilación simple.
Es crucial reconocer la gravedad del problema. Las refinerías de petróleo, con su tecnología obsoleta y ubicaciones inadecuadas, son una fuente principal de contaminantes como el benceno, conocido por su potencial cancerígeno. La solución a este problema ambiental debe ser multifactorial. Por un lado, el Gobierno debe actualizar y reforzar las leyes ambientales para obligar a las industrias a adoptar tecnologías más limpias y reubicar las refinerías lejos de los centros poblacionales.
Quizá por ello surgió el paliativo temporal Nuevo León Informa en materia ambiental, previendo la situación por todos conocida: la calidad del aire en el Área Metropolitana de Monterrey es pésima.
La responsabilidad de abordar esta situación no recae únicamente en los entes gubernamentales. La sociedad civil debe tomar un papel activo en la lucha por un aire más limpio.
Es esencial que la comunidad exija mejoras en la regulación de las emisiones de la refinería. Esto incluye actualizar la tecnología utilizada en Cadereyta para reducir su impacto ambiental y garantizar que se cumplan los estándares internacionales de emisiones. Deberían existir estudios independientes sobre la calidad del aire en la región y se publiquen los resultados de manera accesible.
Además, es vital impulsar la adopción de prácticas sostenibles a nivel local. Los ciudadanos pueden contribuir reduciendo su huella de carbono a través de cambios en su estilo de vida, como usar transporte público, participar en programas de reciclaje y apoyar las energías renovables.
La educación es otra herramienta poderosa. Las escuelas y universidades deben incorporar en sus currículos temas sobre sostenibilidad y concienciación ambiental, preparando así a las futuras generaciones para enfrentar y resolver estos desafíos.
Es crucial que los ciudadanos de Nuevo León ejerzan su poder en las urnas, eligiendo representantes que prioricen el bienestar ambiental y la salud pública. La participación activa en la política local y nacional es una manera directa de influir en las decisiones que afectan nuestra calidad de vida.
Ahora, entendamos que la refinería no solo es un motor económico para la región, sino también un componente vital de la infraestructura energética nacional. Su cierre podría tener consecuencias significativas en la economía local y nacional, afectando la cadena de suministro y aumentando los costos de los combustibles.
El cierre de la refinería podría resultar en la pérdida de miles de empleos directos e indirectos, afectando no solo a los trabajadores de la refinería, sino también a toda la comunidad que depende de ella, como nos dijo Cosme Leal, alcalde de Cadereyta, en entrevista para la multiplataforma MILENIO-Multimedios.
La lucha por un aire limpio es una responsabilidad compartida que requiere un esfuerzo conjunto de ciudadanos, empresas y Gobierno.
Quizá, en lugar de cerrar la refinería, debería de existir una estrategia de transición hacia operaciones más limpias y sostenibles. Inversiones en tecnologías modernas para reducir las emisiones y mejorar la eficiencia energética, comprometer a los nuevos encargados del Gobierno federal con el medio ambiente y la necesidad de reducir nuestra huella de carbono.