Llegó septiembre, la transición y la urgencia de atender o esconder los temas rezagados en las agendas del gobierno independiente; tan pronto como el 4 de octubre, el palacio de cantera tendrá un nuevo inquilino, uno que todavía está inmerso en el terreno postelectoral con multas que deberá resolver el Tribunal Electoral.
Si hacemos un corte de caja de las estructuras democráticas en el estado queda en evidencia la inequidad con la que han sido tratados algunos de los actores políticos. Hay que recordar, que luego de que se absolviera por falta de elementos a Ernesto Canales Santos, ex subprocurador anticorrupción de Nuevo León, por el caso de Paula Cusi, la defensa de esta última interpuso un recurso de apelación para revivir el tema.
Canales, quien a su paso como zar anticorrupción dejó una estela de irregularidades, “nos engañó a todos”, dicen los priistas; “necesitamos una investigación y una denuncia correspondiente por haber manchado el nombre de la Subprocuraduría”, señaló el diputado del PAN, Carlos de la Fuente.
La fortaleza institucional queda en entredicho cuando la impunidad es la única respuesta que encuentran los ciudadanos.
La corrupción junto con la inseguridad son dos lastres que obstaculizan el ascenso que México debería experimentar para alcanzar mayores niveles de bienestar.
Por triste que parezca, el fenómeno de la corrupción ha estado ligado a nuestra sociedad desde hace años también, así identifican a nuestros connacionales a lo largo del mundo.
Por casos como el del ex zar anticorrupción estatal, el espectáculo que las instituciones ofrecen, sigue vigente. Hay quienes piensan que al llegar al cargo pueden imponer su voluntad, aprovecharse del erario público, ignorar las leyes y construir redes de complicidad para asegurarse que la única respuesta a sus acciones sea la impunidad.
La corrupción en el ámbito público y privado se entiende de varias formas: el soborno, la extorsión, el nepotismo o la malversación de fondos. Esas actuaciones ilegales se aderezan con fraudes, lavado de dinero y otros delitos.
Al nuevo gobierno le resta una tarea sumamente interesante, sin dinero, ni Congreso, sin apoyos (visibles) de la autodenominada 4T. La sociedad e instituciones públicas y privadas deben de estar a la altura de un cambio, la luna de miel será corta si no se refleja pronto.
La fórmula es sencilla: hay que cumplir con la ley.
@enriqueburgosv