En Nuevo León, el 95 por ciento de los niños entre seis y 14 años asiste a la escuela, de acuerdo al Censo de Población y Vivienda. Sin embargo, la pandemia dejó un rezago educativo importante. Los menores ahora tienen que enfrentarse a nuevos retos, pues el haber aprendido en casa dejó en desventaja por lo menos a uno de cada cinco estudiantes, de acuerdo a los indicadores educativos consultados.
El tema de los libros de texto gratuitos en México ha sido objeto de controversia y debate. El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que a partir del ciclo escolar 2023-2024, la Secretaría de Educación Pública contaría con nuevos libros de texto gratuitos con un enfoque humanista en lugar de enfocarse en competencias. Sin embargo, algunas organizaciones de padres de familia han expresado preocupaciones y han presentado denuncias en contra de estos libros. ¿Por qué? Algunos señalan que el contenido es para adoctrinar.
Aquí ni libros hay, en las secundarias del Área Metropolitana están pidiendo que los menores regresen los libros, en lo que deciden qué plan de estudios deben seguir.
Una de las principales preocupaciones es que estos libros de texto podrían tener un sesgo ideológico y ser utilizados para adoctrinar a las nuevas generaciones. Como resultado, la Unión Nacional de Padres de Familia ganó una suspensión definitiva contra los nuevos libros de texto para el ciclo escolar 2023-2024. Sin embargo, es importante destacar que esta suspensión no impide a la SEP imprimir los materiales, sino que exige que se garantice que el proceso legal de elaboración se haya seguido adecuadamente.
La inquietud de los padres no es cosa menor, en poco más de un mes iniciará el nuevo ciclo escolar 2023-2024, y la Secretaría de Educación Pública no ha dado señal de qué sucederá con estos nuevo libros que se suman al material que los niños deben estudiar, sin el rigor educativo necesario.
Muchas son las voces que reclaman transparencia. Por un lado el hermetismo en torno al contenido de los libros de texto gratuitos genera zozobra en unos padres de familia cada vez más confundidos en un año donde solo ha prosperado el ámbito electoral.
En tanto, a los alumnos de las secundarias les piden, sugieren y hasta exigen que devuelvan los libros del ciclo pasado, porque “se van a usar”.