Este viernes las y los candidatos federales se lanzan a la arena buscando conectar con un electorado que muestra signos de fatiga y desilusión ante las opciones que se presentan en la ya desgastada campaña rumbo a junio del 24.
Claudia Sheinbaum, abanderada de Morena, y Xóchitl Gálvez, representante de la oposición, junto a Jorge Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano, han escogido iniciar sus campañas en bastiones seguros, un reflejo de la estrategia tradicional de reforzar primero las bases antes de aventurarse en territorios más disputados. Sin embargo, esta opción muestra a todas luces una preocupante desconexión con una sociedad que clama por renovación y autenticidad en el discurso político.
Sheinbaum espera un contundente respaldo en la Ciudad de México, opta por el Zócalo capitalino para su arranque, un lugar emblemático que, si bien asegura una gran convocatoria, también simboliza la comodidad de predicar al coro aun cuando el actual inquilino de Palacio Nacional no se muestre tan cómodo con la ventaja en la capital del país.
El liderazgo de Claudia en la CdMx y un índice de aprobación del 68% hablan de una gestión reconocida, pero el reto radica en trascender el entusiasmo de su feudo y despertar el interés de un electorado nacional que se siente cada vez más ajeno a las promesas y retórica habituales.
Por otro lado, Xóchitl eligió Fresnillo e Irapuato para sus primeros actos, sitios estratégicos que, aunque no sean destinos turísticos, encarnan las preocupaciones de seguridad y desasosiego que viven muchos mexicanos. Su enfoque en la violencia y la salud busca resonar con las urgencias del día a día de los ciudadanos, sin embargo, la verdadera batalla será convertir esa resonancia en movilización social y política en un ambiente de escepticismo generalizado.
Movimiento Ciudadano, con Álvarez Máynez al frente, intenta capitalizar el legado de Luis Donaldo Colosio y otros símbolos de cambio, pero enfrenta el desafío de consolidarse como una verdadera alternativa en un escenario dominado por figuras más establecidas.
Sin duda, el apoyo de figuras como Colosio Riojas añade un componente emotivo a su campaña, pero el partido debe demostrar que puede traducir la simpatía en acciones concretas que respondan a las demandas de una población cansada de simbolismos vacíos.
Este panorama electoral refleja una profunda desconexión entre los ciudadanos y sus representantes. La repetición de estrategias conocidas y el foco en mantener bastiones en vez de conquistar nuevos espacios de diálogo y entendimiento con el electorado revelan una falta de innovación en el enfoque político. La sociedad mexicana, marcada por la desilusión y el escepticismo, anhela líderes que no solo entiendan sus necesidades inmediatas, sino que también ofrezcan una visión convincente y realista de futuro.
La falta de movilización social no es simplemente un síntoma de apatía, sino una señal de alerta para los candidatos y sus partidos. La ciudadanía demanda una renovación del discurso político que vaya más allá de promesas y se traduzca en compromisos tangibles. La clave para revitalizar el interés y la participación en el proceso electoral reside en la capacidad de los candidatos de conectar genuinamente con las preocupaciones, esperanzas y sueños de las personas a las que aspiran a representar.
En este tenor es indispensable que las candidatas, el candidato y sus equipos reflexionen sobre las estrategias adoptadas, y se pregunten si están verdaderamente abordando las raíces del descontento y la apatía electoral.
La reinvención del enfoque político, centrado en la autenticidad, la transparencia y la inclusión, podría ser el primer paso hacia la recuperación de la confianza y el entusiasmo del electorado.
La política mexicana se encuentra en un momento decisivo, el choque de estrategias entre el oficialismo y la oposición será contundente, los números no dan para una tercera vía. El candidato favorito de los simpatizantes de Movimiento Ciudadano a nivel nacional era Colosio, generaba más simpatías que Jorge, el peso de su apellido le concede enormes simpatías y era el mejor valorado para encabezar la elección que primero se la cedió al compadre, luego al amigo, al final lo que importa es que no la quiso.