El clasismo de nuestra actualidad es uno de los fenómenos sociales más perturbadores que penetran a todas las esferas públicas y provocan cambios que influyen en la calidad de vida de las personas, debido a que afecta principalmente a los tomadores de decisiones..
El clasismo se puede expresar de muchas maneras, como la exclusión social, el estigma o la falta de oportunidades para las personas que pertenecen a clases sociales más bajas. Además, se puede reflejar en el lenguaje, las instituciones, los medios de comunicación y las políticas públicas. Este tipo de discriminación es similar al racismo o al sexismo, pero se basa en las diferencias económicas y sociales, en lugar de en la raza o el género.
Mientras la sociedad se consume en el capitalismo rampante, con un consumismo voraz que no nos permite mayor contemplación más allá de la del dispositivo móvil, las ofertas del centro comercial, o del pensamiento colectivo de que una persona vale más por lo que tiene y por ende debe ser mejor tratada que las demás, los problemas de un tejido social en ruptura aquejan el presente y futuro de nuestro entorno.
¿Qué pasará si la violencia de todos los sectores avanza hasta volverse incontrolable? ¿estarán seguros nuestros hijos, hijas, menores de edad, adultos mayores el día de mañana?
Un pensamiento clasista que desde la toma de decisiones se suele dar es el de pensar que las personas que se meten en problemas es porque lo buscaron o porque estaban en el momento y las personas equivocadas.
Ahí es donde comienza la descomposición de un sistema que debe proveer salvaguarda para los habitantes que lo eligieron; tanto municipios como a nivel estatal y federal, el clasismo, al igual que el nepotismo, debe terminar para el bien de todas y todos los mexicanos.
¿Cómo hacer que exista menos clasismo?, la educación en casa y en las escuelas es la ruta principal, para poder formar nuevos criterios de pensamiento y sobre todo generaciones que prioricen el respeto al prójimo, cualquiera que sea la condición de las personas.
El proceso de transformación política tuvo que venir antecedido por el cambio mental en muchas de las corrientes ideológicas que hoy gobiernan, no al revés.