El anuncio del senador de Morena, Julio Menchaca, y el regidor capitalino Navor Rojas, sobre el fallo del Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de Hidalgo sobre la anulación del contrato de concesión del servicio público de estacionamiento en vías públicas regulado por parquímetros entre el gobierno de Pachuca y la empresa Comuni Park desató todo tipo de opiniones sobre el tema.
De acuerdo con el Programa Municipal de “Movilidad y Ordenamiento Vial”, originalmente presentado a finales de 2014 por el Instituto Municipal de Investigación y Planeación en Pachuca, el cobro por estacionarse en la vía pública se justificaba en un decálogo que rezaba: ordenamiento de los espacios de estacionamiento en las vías públicas. Incremento en la oferta disponible de espacios de estacionamiento. Optimización del empleo del suelo disponible.
Fomento a alternativas de movilidad de menor impacto ambiental, como el transporte público, el uso de bicicletas y el tránsito peatonal. Reducción de emisiones contaminantes, así como de contaminación visual y auditiva. Minimización de problemas de congestionamiento vial.
Disminución en los tiempos de viaje. Mejora de la imagen urbana. Promoción al desarrollo económico de las zonas. E Incremento en la seguridad vial tanto para conductores como peatones.
Habría que analizar cada uno de los puntos para poder emitir un juicio con mayor valor que el simple hecho de que no se le cobre al automovilista por estacionarse en el Centro de Pachuca, en San Javier, o en Parque Hidalgo.
La realidad es que si bien no se ha cumplido con los objetivos originales de promover la movilidad alternativa o reducir la contaminación o eficientar el gasto con lo recaudado, tampoco es una situación que haya lastimado a la comunidad pachuqueña o a los comerciantes y empresarios; al contrario, muchos de los que protestaron por la instalación de los parquímetros terminaron celebrando el ordenamiento en lugares de estacionamiento.
Otros, como los vecinos de la colonia Periodistas, siempre se opusieron al tema y hasta la fecha viven en resistencia sin usarlos ni dejar que los use nadie.
El tema en sí es que cuando se propuso el ordenamiento de los cajones de estacionamiento para el Centro Histórico, la situación por los años de obras, por la crisis económica y la falta de ventas y empleos, pegó muy fuerte entre locatarios, comerciantes y empresarios de Pachuca.
Vieron en el tema de los parquímetros a un enemigo más de su economía. Con el paso de los meses, de febrero de 2015 en adelante, la sociedad se fue adaptando a los mismos. Pese a los casos de inconformidad, se observan actualmente calles más ordenadas en el tema del uso del arroyo vehicular para estacionarse.
Si me preguntan qué es mejor, creo que deben permanecer los parquímetros, pero con un nuevo contrato donde el ayuntamiento obtenga la mitad de ingresos, a la par de la empresa, o en su caso el 60 por ciento, es decir, más que la empresa.
¿Adiós a los parquímetros?
- Intelecto opuesto
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Eduardo González
Ciudad de México /