Que mientras Estados Unidos no se anduvo con eufemismos y desde la misma Casa Blanca anticipó “días difíciles, si no es que caóticos”, con el fin del famoso Título 42, la Secretaría de Relaciones Exteriores que encabeza Marcelo Ebrard alistó a sus once consulados de aquella nación en la zona fronteriza para apoyar a migrantes mexicanos con centros de información y atención funcionando las 24 horas de los siete días de la semana, además de reuniones con autoridades de ambos países para vigilar que se protejan los derechos humanos.
Que hablando de diplomáticos, el titular de la Dirección General para Europa de la SRE, Bernardo Aguilar, presentó su renuncia al cargo para sumarse al equipo de campaña del canciller hacia la contienda interna de Morena por la candidatura presidencial, con lo que se convierte en el segundo funcionario de esa dependencia que se va por el mismo motivo, después de la salida de Martha Delgado Peralta de la Subsecretaría para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos.
Que a propósito de Marcelo Ebrard, no se puede interpretar sino como una nueva reprimenda pública la declaración del Presidente sobre que primero están las elecciones de Estado de México y Coahuila y después el proceso interno para elegir candidato presidencial, “porque la política también es tiempo”, una vez que el canciller ha llamado a establecer reglas claras y a que las corcholatas renuncien a sus cargos. El primer regaño fue cuando lo citó a la mañanera para refutarlo sobre aquello de que no hay piso parejo.
Que en tanto, 22 gobernadores aliados del Presidente salieron en su defensa, vaya sorpresa, para condenar a la Suprema Corte por echar abajo la primera parte del plan B de reforma electoral, Ricardo Peralta, dirigente de la nueva asociación política nacional Alianza Patriótica, aclaró que su filia está con la cuarta transformación, que es obradorista, si bien su gallo para la grande es Adán Augusto López, y mandó decir a Mario Delgado, líder de Morena, que no se olvide que ese colectivo lo ayudó a llegar al CEN.
