Que luego de su gira por Quintana Roo y Tabasco, el presidente Andrés Manuel López Obrador se tomará el fin de semana para celebrar con su familia las fiestas navideñas, así que se espera un cónclave en su finca en Palenque, Chiapas. Lo mismo ocurrirá con la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, quien irá a Ensenada, Baja California, para reunirse con su hermano y demás parientes, mientras que el líder de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, ya anda por Zacatecas, donde se sentó a la mesa con sus 14 hermanos. Dichosos tiempos de paz política.
Que siguiendo con el tema de las corcholatas, el propio López Obrador aseguró que el sureste está bien representado en la competencia por la Presidencia con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, a quien calificó de “cumplidor” y “muy competente”, además de reiterar que es su “hermano”, aunque tuvo el cuidado de generalizar e incluir en su comentario a los demás contendientes para no generar favoritismos, pese a que el encargado de la política interna jugó ayer de local en la visita del mandatario a Tabasco.
Que la enésima división en el PRI comienza a tomar cariz de fractura con el juicio interpuesto por los senadores Miguel Ángel Osorio Chong y Claudia Ruiz Massieu ante la Comisión Nacional de Justicia Partidaria contra la reforma que amplía la gestión de Alejandro Moreno hasta los comicios de 2024. Por cierto, a esta inconformidad se sumó ahora Pedro Joaquín Coldwell, ex presidente del partido, para quien ese tipo de iniciativas “bananeras” solo erosionan la vida institucional del tricolor. Parece que esta generación de priistas protagonizará la ruptura que en otros tiempos encabezaron Cuauhtémoc Cárdenas y hasta la maestra Elba Esther Gordillo.
Que la cena de Navidad será la menor de las preocupaciones en aquellas personas que pasen 24 y 25 de diciembre en el Torito, pues habrá menú de tres tiempos que incluye sopa de codito a la crema con duraznos y jamón, cochinita pibil con cebolla morada, chile habanero y limón, ensalada de manzana y ponche de frutas. Así hasta dan ganitas de convertirse en infractor, aunque no solo se “premia” de esta forma a los conductores alcoholizados, sino a los ciudadanos que orinan o tiran basura en la vía pública y a aquellos que ingresan en zonas restringidas.
