Que la visita de Alfonso Ramírez Cuéllar, el dirigente de Morena, a Durango el pasado viernes 29 de febrero dejó muchos comentarios a su paso. Dependiendo de a qué bando se le se pregunte se tendrán diferentes versiones. En un evento ante medios de comunicación y militantes de ese partido en la entidad, se vio acompañado por legisladores locales y federales, los dos alcaldes de Morena y otros liderazgos.
Que los detractores de la alcaldesa de Gómez Palacio Marina Vitela y su Síndico Omar Castañeda, dijeron que llevaron acarreados en una decena de camiones con gente de Gómez Palacio, que para los verdaderos militantes ni siquiera lo eran.
Que llegaron desde muy temprano al mitin para acaparar sillas y lograr un estruendoso y ferviente aplauso con vivas y porras para Vitela durante todo la actividad, como queriendo aparentar la adhesión del militante y ciudadano en favor de la alcaldesa. Lo de siempre pues.
Que ademas tenían, en apariencia, la consigna adicional de agredir como sucedió a Rafael Palacio, ex aspirante a la candidatura por la alcaldía de Gómez Palacio y quien fue fundador de Morena en La Laguna, a quien le gritaron e insultaron dejando muy lejos el tema de la “unidad del partido” lo cual generó la molestia de dirigentes y militantes morenistas.
Que por cierto hubo ausencia de legisladores locales de Gómez Palacio y otros distritos, quienes se asumieron como los derrotados en la disputa por la dirigencia de Morena, eran los que estaban en la corriente de Yeickol Polevnsky y quienes se autoexcluyeron, todo indica que la etapa de Rosendo Salgado y sus seguidores concluyó en Durango.
Que por cierto, en política la forma es fondo. Y con la visita a Durango de Alfonso Ramírez, el panorama cambia para los dos grupos más fuertes. Uno, que recién despunta y se forma: el de la senadora Margarita Valdez y otro más en picada el de Rosendo Salgado.