Que ya nadie espera nada de ellos y aún así logran decepcionar. Resulta que los perredistas, fieles a su esencia tribal, ahora que están en pleno proceso de solicitud de conformación como partido local se han dividido en dos grupos, poniéndose entre ellos piedras en un camino ya de por sí tortuoso. Y es que afloró la diferencia entre Agustín Barrera y Omar Ortega. El Sol Azteca estará en los huesos, pero aún quieren disputárselos para ver quién los va a roer. Qué triste fin de la historia para el emblemático partido, ahora más partido.
Que en otras circunstancias, pero los de Movimiento Ciudadano andan en un escenario similar que puede agrietarlos. El diputado federal y aspirante a la dirigencia estatal de los naranjas en el Estado de México, Rodrigo Samperio, jura y perjura que hay unidad y que la elección a dicho cargo no es de compadrazgos. A ver qué dice el hasta ahora mandamás, Juan Zepeda, y su comadre Juana Bonilla, pues ambos sin duda tienen colmillo y saben navegar en aguas turbulentas, pero ya tuvieron los primeros desaguisados con la postergación de su cónclave electivo.
Que es preocupante ver que aquello de los atentados con explosivos se esté volviendo un patrón entre los cuestionados “sindicatos” de la zona Valle de México. Esta vez se trató de un presunto ataque contra Julio Fragoso, hermano de Guillermo Fragoso Báez, dirigente del Sindicato 25 de marzo y líder de la Unión de Sindicatos y Organizaciones Nacionales (USON), quien hace cerca de un mes sufrió otro ataque del que resultó ileso. ¿Las autoridades estarán en la lógica de que es pleito “interno” entre esos grupos, y mejor esperar a ver qué pasa? Ojalá que no.
Que en el inicio del nuevo ciclo escolar, una importante lección de buena conducta se sacaron los maestros y alumnos, sobre todo en la escuela primaria Gustavo Baz en Chiconcuac, donde hace tiempo la gobernadora Delfina Gómez inició su servicio profesional como maestra. Este buen ánimo también se le vio hacia el representante del SMSEM, Marco Aurelio Carbajal Leyva, a unos meses de entregar la silla sindical a quien lo suceda en la dirigencia del magisterio de donde quiere salir con estrellita en la frente.