Que todo indica que, por primera vez en la historia, habrá una parte del erario estatal destinado a los temas de la comunidad LGBT+. Algunos del sector impulsaron y ganaron un amparo para que desde la legislatura local se etiqueten recursos en el presupuesto del próximo año. Ciertamente lo deseable es que esas etiquetas estén claras, detalladas y supervisadas para que vayan a tales fines específicos y no paren en manos de intermediarios queriendo confundirse entre activistas legítimos.
Que hablando de billetes, de acuerdo con los reportes de la Secretaría de Finanzas, el gobierno del Estado de México registró números alentadores en el primer semestre del año: entraron 182 mil 753.6 millones de pesos y los gastos rondaron 163 mil 363.8 millones, es decir, sobró “un piquito” de casi 20 mil millones, que reflejan resultados de la austeridad. Seguramente se analizarán prioridades para destinarlos y entrar con paso firme a la segunda mitad del año, que siempre es complicada, sobre todo al cierre.
Que ya encarrerados, es pertinente mencionar la información acerca de la actividad económica estatal, que en el primer trimestre, según el Inegi, registró una variación anual de 2.4 por ciento, con lo que se ubicó en el decimocuarto lugar a nivel nacional. Campea el optimismo y es notorio el buen manejo en este sector en el que por supuesto mucho tiene que ver la Sedeco, instancia que está rindiendo buenas cuentas.
Que luego de que el Tribunal Electoral del Estado de México resuelva los recursos por la distribución de diputaciones plurinominales, el alicaído Partido de la Revolución Democrática nombrará al pastor (o pastora) de su raquítica bancada amarilla. Lo demás, ya se sabe, es mero trámite: notificar a la instancia correspondiente y comenzar a navegar en las aguas turbulentas legislativas ante mayoría aplastante. A ver si no terminan “hablándoles bonito”.
Las cuitas de la grilla no son exclusivas de la izquierda, hay otros colores en los que el jaloneo persiste para nombrar a su liderazgo legislativo, y se está tejiendo fino para que no se desate de aquí a septiembre la noche de los cuchillos largos por los ansiados huesos.
