Que quien anda haciendo maletas para viajar a Europa “en representación” de Hidalgo, es Ana Oliva Enciso, directora general de Administración de la Secretaría de Turismo del estado, quien presume tener todo listo para disfrutar de un viaje todo pagado. En reiteradas ocasiones, Ana Oliva ha sido señalada por el acoso laboral que realiza en la dependencia y que parece pasar desapercibido por el titular, Eduardo Javier Baños; vaya momentos de tensión que se viven en Sectur, donde la mayoría aguanta los malos tratos por temor a perder su trabajo, y otros esperan el momento para disfrutar del erario público en “viajes de trabajo”.
Que ya hay pelea de morenistas en los municipios donde está llegando la avanzada de la campaña de Julio Menchaca días antes, pues comienzan los reclamos de toda la vida contra Andrés Caballero, Martín Sandoval y personajes que mueven los hilos de la dirigencia del partido. Y es que ahora que se pide unidad, salen las viejas rencillas y queda en segundo plano el tema de apoyar la campaña a gobernador. Los más enojados son los militantes del Valle del Mezquital que no perdonan a Caballero a quien no lo bajan de traidor.
Que el que le entró a los catorrazos en redes es el coordinador de la campaña de Carolina Viggiano, el diputado federal tricolor, Marco Antonio Mendoza, quien celebró el que el Consejo Coordinador Empresarial de Hidalgo fuera exhibido por la sede central del organismo, luego de dar a conocer encuestas de preferencias electorales; se espera que haya reunión entre IP y candidatos donde puedan resolver todos los temas y controversias que provocó la conferencia de ayer.
Que muchos ediles de todos los partidos no quieren entrarle a la elección, pues están temerosos de que les sancionen por delitos electorales y usan dicho argumento para zafarse de compromisos políticos. A los alcaldes se les debe recordar que cuando ellos andaban en campaña pidieron apoyo a los que se les acercaron y exigieron a sus partidos respaldo al 100 por ciento, por lo que ahora echarse para atrás por temor a que les digan algo parece ser una de las justificaciones más ridículas de la historia.