Que siguen los ataques para desprestigiar a los contrincantes en campañas electorales, como el caso del coahuilense legislador priista, Rubén Moreira, quien tachó a las autoridades estatales de ocultar cifras de homicidios, cuando en esta administración la PGJEH se ha caracterizado por dar reportes puntuales en los que participan los tres niveles de gobierno, incluso Hidalgo es de las entidades con menor tasa de violencia, no como en el estado que gobernó hace unos años Moreira, donde la cifra de desaparecidos se volvió la mayor de todo el país y casi del continente.
Que los panistas de Hidalgo siguen sin entender que la política no es para saldar cuentas personales, pasan los años y siguen saliendo personajes como la ex tesorera y actual presidenta municipal de Nicolás Flores, Marcela Isidro García, quien dicen que está litigando, como es su derecho civil, ante las instituciones judiciales la pensión alimenticia de sus dos hijos. Sin embargo, al ser la autoridad local, está en la recta final de su gobierno y quiere poner orden en sus asuntos utilizando recursos humanos y vehiculares del ayuntamiento para su defensa legal.
Que quien salió al paso de sus detractores, pero por medio de un comunicado en redes sociales fue Marco Rico, dirigente estatal de Morena, quien justificó la elección de candidatos a presidencias municipales “con base en su liderazgo y la medición de la opinión pública”; acto seguido las contestaciones en Facebook no se dejaron esperar y basta observar los comentarios para ver cómo está el partido de dividido en plenas campañas. Por eso, para cerrar con broche de oro el tema, Rico mandó decir que “todas y todos tienen un lugar especial”.
Que el anuncio de los candidatos de Nueva Alianza vino a hacer justicia política y social a cuadros magisteriales que desde hace más de una década luchan por los derechos de los maestros; tal es el caso de Sinhué Ramírez en Zempoala, Kendra Martínez en Jacala, Amalia Valencia en Villa de Tezontepec, Adrián López Hernández en El Arenal y Norma Soberanes en Atotonilco el Grande, en lo que parece que son triunfos cantados para volver a hacer del Panal la segunda fuerza política del estado.
