Lo dicho. Ayer se dieron gusto con la guerra sucia electoral en la Zona Metropolitana de Guadalajara. Videos descalificadores, reparto de propaganda presuntamente a favor de candidatos, mensajes de texto vía celular y hasta pega de calcomanías en contra de un partido político, fueron la constante en la ciudad desde temprano. Y como adelantamos, los orquestadores de dicha guerra sucia (con gente participando en varios bandos), aprovecha que los candidatos no pueden hablar ante medios ni expresarse en redes sociales, por lo que defenderse, aclarar o denunciar se vuelve difícil. A como se ven las cosas, hoy habrá una nueva ronda de esta campaña, que es ilegal pero difícilmente será castigada.
El fallecimiento del académico, activista y luchador social Samuel Meléndrez Luévano, ocurrido ayer, fue lamentado por diferentes sectores de la sociedad, incluyendo la Universidad de Guadalajara, y numerosos funcionarios y políticos de todo el espectro político que reconocieron públicamente el trabajo que hizo Meléndrez gran parte de su vida. Don Samuel Meléndrez fue miembro del desaparecido Partido Comunista Mexicano, y como militante del también desaparecido Partido Democracia Social, el partido de la rosa creado por Gilberto Rincón Gallardo, fue candidato a gobernador en el año 2000. Simpatía, convicción y congruencia distinguieron siempre a don Samuel.
Hace un año el activista Jesús Torres, conocido en redes como Chairo Man, se dio gusto tomándose selfies frente a las camionetas quemadas frente al Palacio de Gobierno, y participando en la refriega que ocurrió en el Centro de Guadalajara durante la manifestación por el asesinato de Giovanni López. Ayer, cuando se realizó una marcha por el aniversario de dicha protesta, el mismo Torres (quien gusta de subir a redes videos provocativos y posando con armas de alto poder), mostró un perfil más bajo, pero estuvo presente en la manifestación. Torres, como no queriendo, apareció en bicicleta y siguió la protesta desde la retaguardia. ¿Participó en la organización de la misma? No está claro. Lo cierto es que nada del espíritu combativo de hace un año.