Que independientemente de lo resuelto por el dicho del Presidente respecto a la presa El Zapotillo, las cosas podrían cambiar en un futuro, pues el almacenamiento de agua podría tardar más de 3 años en el embalse y aún faltan muchas obras por hacerse para que se pueda conducir el agua a la Zona Metropolitana de Guadalajara.
Por ello se guarda una esperanza de que en los próximos tres años al cambiar gobernantes y actores políticos pudiera revertirse la decisión presidencial y continuar con el decreto subsistente en el que con la cortina de la presa a 80 metros el destino del agua del Río Verde es para los Altos de Jalisco y León.
Que será cuando el gobernador de Guanajuato, Diego Sinhue, regrese de su viaje por Europa y pasando las fiestas patrias cuando se dé un segundo encuentro con Germán Martínez Santoyo, director general de la Comisión Nacional del Agua, en donde esperan tener respuestas a las interrogantes respecto a las implicaciones jurídicas de la determinación respecto al embalse.
Lo bueno de todo esto reconoció el gobernador es que llevó a las autoridades locales a pensar un plan b ante la posibilidad de no contar con el agua de la presa, que de todos modos no estaría disponible en lo que resta de la administración.
Que en el caso de San Miguel de Allende se ve difícil la anulación de la elección para presidente municipal pues de acuerdo con la Ley de Instituciones y Procedimientos Electorales para el Estado de Guanajuato se requiere comprobar causales de nulidad en al menos el 20 por ciento de las casillas.
Por lo que si las matemáticas no fallan durante la jornada electoral del pasado primero de julio fueron instaladas 234 casillas, con lo que para anular la elección se requiere tener en tal condición 46 casillas mientras que las impugnadas por Acción Nacional suman 31.
