(I)
En el cerro de las Noas
estaba la parca sentada
esperando a don Miguel,
con quesos y piñatas en teleférico
llegó él
diciendo “ahora sí huesuda, en
este llego a Saltillo”;
tranquilo mi alcalde, contestó la
catrina, no sea que,
alumbrado, baches y testigos, lo
vinculen con algún pillo.
(II)
En caballo Anaya gritaba
que Saltillo lo esperaba,
Marcelo en México se codeaba
mientras Luis Fernando a los
Moreira demandaba;
y en ese panteón familiar, azules
lágrimas la parca lloraba,
pues la obsesión de aquellos a
Isidro bloqueaba.
(III)
Enrique y Jericó, a los huesos (de
la parca) se enfocaban
y aferrado a una catrina enojada
Guerrero en Cámara pontificaba;
mientras que al supremo calavera
harto molestó,
saber que de Flores llenó el
panteón,
Hilda desde Torreón.
(IV)
La catrina manejaba por calles
torreonenses
su carcacha entre baches como
maraca sonaba,
“¡Ah, fiestero presidente!”,
murmuró la huesuda,
te propongo un teleférico en el
mismísimo periférico,
así te olvidas de este puente
y cacareas que Torreón vence.
(V)
La calaca una marcha organizó
y de guerrera se vistió
buscando salvar al verde y blanco
hasta reliquia preparó,
pero este año al Santos Laguna
ni con san Judas metía gol.
Llévate huesuda a esos
estafadores con balón,
pues no ven que sus desplantes
los corazones rompen de la
afición.
(VI)
De Facebook la calaca se hastío
y su Twitter cerró; en Instagram
su foto borró
y aunque en Snapchat nunca
caló,
You tube su huida difundió.
De las redes la catrina para
siempre se alejó,
pero su mensaje Trend topic
volvió y un hashtag acuñó:
“#vive catrina vive, no dejes que
te enreden.”
twitter.com/letrasalaire