Algunos dirán que sólo pueden creerlo porque sucedió, aunque no debiera sorprender a nadie, porque el gobierno federal está convertido en una poderosa maquinaria que tritura vidas humanas, la verdad, la justicia y las instituciones. Es la combinación perfecta de la incompetencia y la maldad, y goza humillando a los mexicanos ante el mundo entero.
Un caso paradigmático da cuenta de que su desalmado proceder no tiene límites ni fronteras. Me refiero a las vacaciones doradas con las que el gobierno premia al asesino masivo que enlutó a cientos de miles de familias mexicanas, y en vez de enrejarlo le brindan casa, vestido, sustento y otras prebendas en Europa; con la encomienda (¡hágame usted el retiznado favor!) de representar a México precisamente ante la Organización Mundial de la Salud, llevando en su equipaje cientos de miles de cadáveres como tarjetas de presentación, después de haber negado la peligrosidad del covid, no obstante su deber de enfrentarlo con ciencia, consciencia y probidad.
Imposible reseñar aquí todas las imbecilidades que vomitó este grandísimo hijo de la 4T, pero van unos ejemplos que lo definen como un mentecato esférico. Dijo: “La fuerza del presidente es moral, no es una fuerza de contagio” (y Tartufo se contagió 3 veces). “No es una persona que pueda contagiar a las masas”; “Los estudios clínicos no sirven de nada porque da igual saber si resultan positivos o negativos”, “No hay evidencia de que el covid represente una emergencia nacional… en un escenario catastrófico tendríamos a lo más 60 mil muertes” (pero fallecieron más de 800 mil mexicanos, quedamos en tercer lugar mundial en mortalidad y el primero en muertes de personal sanitario). Dijo que “El tapabocas sirve para lo que sirve y no sirve para lo que no sirve” (por eso Rafael Cardona le dice el “Gatinflas, merolico y lambiscón”).
Claudia Sheinbaum afirma que ella hizo tal nombramiento pero oculta que sólo cumplió, como encargada del mostrador, lo que le ordenó el dueño de la tienda.
Quienes lloran a sus muertos y millones de mexicanos quisiéramos decirle a Claudia Sheinbaum, cara a cara, que ella, Tartufo y su gobierno estarán bien representados por ese bribón, pero no quienes tenemos dignidad y exigimos un castigo ejemplar para el responsable de más muertes que las cometidas por el crimen organizado en la última década.
Y ese insolente nombramiento demuestra hasta dónde puede degradarse el ejercicio del poder, y cómo se gangrenan quienes lo ejercen para saciar sus apetitos, sin importarles causar inmenso daño a su patria y dejar una herencia afrentosa y maldita a sus descendientes.
Posdata: A propósito de castigar los narcocorridos recuerdo un viejo epigrama: “Prohibirán narcocorridos/ no como un acto ejemplar/ sino por si esos berridos/ mencionan a un familiar”.
