
A lo largo de la entrevista prevalece en el subcomandante Galeano la voluntad de dar un relato puntual sobre la historia del EZLN, mientras que su análisis de la realidad actual tiene una visión sistémica y global, sin embargo, cuando abordamos la situación particular de México, surge la figura de Andrés Manuel López Obrador.
Tras preguntarle sobre los encuentros que tuvo alguna vez con con el actual Presidente mexicano, debemos parar de nuevo la grabación de la entrevista, para cambiar la tarjeta de la cámara. “Estás haciendo un largometraje interminable de esos de cuatro horas, tipo Fellini”, comenta el vocero rebelde.
Una vez terminado el proceso técnico, retomamos la grabación y le comento una foto que en ese tiempo circuló en redes sociales, donde ambos salen juntos, acompañados también por Rosario Ibarra de Piedra.
—Bueno, mira, personalmente el subcomandante Marcos se encontró una vez con López Obrador, pero en 1995, antes de la traición, cuando empiezan los contactos con Esteban Moctezuma Barragán, que era el que Zedillo había nombrado secretario de Gobernación.
Esteban Moctezuma dijo que él personalmente quería estar en la negociación del EZLN, porque además daba plataforma mediática, así es que hubo una reunión en el poblado de Guadalupe Tepeyac y nosotros planteábamos que queríamos solución al conflicto de Tabasco, porque estaba la bulla de que había habido fraude electoral, entonces decíamos: “No vamos a negociar más que el reinicio del diálogo, entonces necesitamos señales de que sí tiene control el señor Zedillo y ahí está el problema de los de Tabasco, resuelvan eso, es evidente que hubo un fraude, tienen que desconocer y reponer el procedimiento o reconocer al otro que quedó”.
Cuando decimos eso, no sabemos nada de López Obrador, personalmente ni quién es, ni su historia ni nada, aunque en aquellos años llegaba mucha gente a tomarse fotos —todos se tomaron fotos, hasta Oliver Stone llegó—; entonces Esteban Moctezuma Barragán dijo: “Es que eso no es problema, mira, si tú me dices Madrazo, mira éste es Madrazo” y agarró una servilleta la arrugó [el subcomandante agarra una hoja y la arruga también hasta destruirla] y dijo, ahí está Roberto Madrazo, ese no es problema, queremos la garantía de que sí se van a sentar a dialogar con otras cosas que habíamos pedido de la militarización y eso, dijimos, bueno, está bien, si se resuelve eso, nos sentamos a dialogar.
Según esto, a través de Esteban Moctezuma, Zedillo dijo que sí, que se iba a ir Madrazo de Tabasco y lo que pasó es que Roberto Madrazo se rebeló y dijo: “ni madre, no va”, de hecho, después Zedillo se venga de eso cuando es candidato Madrazo y lo hacen pedazos y llega el inefable Vicente Fox, pero eso pasó, no tengo ninguna prueba más que mi presencia personal y también estaba el sub Moy y el comandante Tacho.
Para Zedillo y Esteban Moctezuma, Roberto Madrazo era una servilleta desechable, ya usada además, pero no le salió, después de eso, bueno, me imagino que ellos sí saben la historia, yo ya no me acuerdo que pasó dentro del PRD, pero cuando hay un encuentro en San Cristóbal de la tripartita que decíamos que era Conai, Cocopa y EZLN, López Obrador va a entrar de presidente del PRD, o sea entra en lugar de no me acuerdo quién estaba, y nosotros estábamos en una reunión e invitamos a todos los partidos políticos.
Se supone que era un coloquio o encuentro sobre política, entonces llega Anaya del PT y Narro, llegó Ortega y no me acuerdo quién otro que todavía era presidente y llegó López Obrador, salimos, o sea él pidió afuera, porque quería la foto, entonces salimos dentro del campo interior que tiene el lugar donde nos quedábamos, nos saludamos, y yo nada más pregunté: “¿Cómo están allá?” Y él me dijo: —ahora va decir que no— “Yo como presidente del PRD no voy a aceptar candidaturas exteriores, solo los que son militantes del partido”, y yo le dije: “¿Y yo qué?”.
El vocero rebelde interpreta aquella expresión de López Obrador como una especie de extraña advertencia. “Yo sentí como que me estaba advirtiendo que si quería ser candidato del PRD, no iba a poder sino era militante y ya, fue lo único que me dijo”.
— ¿Y usted que pensaba?
— No, pues yo así nomás me quedé: “chido”, ¿yo qué tenía que ver con eso? Después ya nos despedimos. Pero las únicas palabras que dijo fueron esas.
Paradójicamente, cuando fue presidente del PRD, fue cuando más candidaturas externas hubo en el PRD, pero eso ya es problema de ellos, no es nuestro. También nos enteramos por la prensa cuando las cajas en el Zócalo, cuando las tomas de los pozos petroleros en esa época, nada más, y ya cuando entró de presidente del PRD, el PRD se siguió portando igual.
En 2001, cuando es la Marcha del Color de la Tierra, él creo que está de jefe de Gobierno de la Ciudad de México, no hay nada especial, ni intento de contacto ni nada, y ya no supimos nada de él hasta que se lanza como candidato, después de dejar colgado a Cárdenas, porque cuando está la puja en PRD de quién va a ser el candidato, López Obrador es jefe del Gobierno de la Ciudad de México y dice. “A mí denme por muerto, yo no voy” y Cárdenas dice: “Yo voy”, por eso, cuando López Obrador, dicen —ese es chisme—, que negoció con Zedillo antes la residencia para que pudiera ser jefe de Gobierno de la Ciudad de México, eso no nos consta a nosotros y luego dice que siempre sí va, Cárdenas le reclama: “¿No dijo que lo dieran por muerto? Que cumpla”.
Pero esos son chismes internos de ellos, lo que sí te puedo confirmar que sucedió es lo de la servilleta.
Diego Enrique Osorno