Negocios

Nueva LMV: apuesta por un mercado más competitivo

En la entrega anterior mencioné brevemente la reciente aprobación, por unanimidad, de la reforma a las leyes del mercado de valores (LMV) y de fondos de inversión. La idea del Ejecutivo al promover esta reforma es generar un entorno bursátil más dinámico y competitivo. Según Gabriel Yorio, subsecretario de Hacienda, es de particular interés que las pequeñas y medianas empresas (pymes), motor del empleo en nuestro país, tengan acceso a fuentes de financiamiento alternativas al crédito bancario.

Actualmente, el proceso para que una empresa pueda participar en el mercado de valores es complejo: necesita obtener previamente la inscripción ante el Registro Nacional de Valores de los títulos que le permitan obtener crédito o vender sus acciones. Para obtener dicha inscripción, las empresas deben presentar cerca de 20 documentos corporativos, contables y legales que no necesariamente constituyen información pertinente para evaluar su capacidad de cumplimiento.

Para atender esto, la reforma fija un nuevo procedimiento de inscripción simplificada de valores, en trámites, costos y tiempos, que permitirá a las pymes participar en el mercado bursátil mediante la oferta pública de valores, tanto de deuda como de capital.

Además, el régimen aplicable a las Sociedades Anónimas Bursátiles (SAB), normalmente aprovechado por empresas medianas en crecimiento, faculta para emitir acciones de capital con derechos diferenciados. Esto busca garantizar el control y continuidad de las decisiones fundamentales del negocio tanto para las SAB como para las Sociedades Anónimas Promotoras de Inversión Bursátil (SAPIB).

Por otro lado, se reformó también la ley de fondos de inversión para prever la incorporación de los fondos de cobertura; esto persigue potenciar el rendimiento a inversionistas, así como mejorar la gestión de riesgos de activos objeto de inversión. Los fondos de cobertura también podrán aportar sus recursos a las pymes que obtengan la inscripción simplificada.

Según la Asociación Mexicana de Instituciones Bursátiles (AMIB), hasta 30 mil pymes mexicanas podrán beneficiarse del régimen simplificado que creará la reforma al tener acceso a una nueva forma de financiamiento a través del mercado bursátil.

Una inversionista que leyó mi columna de la semana pasada me comentaba que, aun con estas reformas, el financiamiento a pymes implica costos, tanto en términos de evaluación y trámite, como de riesgo, que las mantienen en una situación poco atractiva. Entiendo su posición, pero estoy convencido de que las reformas fueron un paso necesario y muy importante en la dirección correcta. Para que el círculo termine de cerrar, es fundamental que las pymes mismas también hagan su parte.

Es necesario que evolucionen en materia de transparencia financiera y rendición de cuentas ante quienes les proporcionen financiamiento bursátil, entre otras cosas. Es decir, también tienen tarea por hacer, pero el camino se les está facilitando y vale la pena que inviertan en las mejoras necesarias de procesos, pues podrán obtener nuevos beneficios, como financiamiento más barato y con ventajas fiscales. Este último punto, además, trae consigo el beneficio social de promover la formalización de la economía y sentar las bases para un balance más libre entre el uso de deuda y capital.

En el entorno financiero la planeación no debe perder de vista el largo plazo. Durante la próxima década observaremos los resultados conjuntos de las reformas al mercado de valores y al sistema de pensiones, ambas mencionadas en este espacio. Estos cambios, en conjunto con el incremento en fondos administrados por los principales inversionistas institucionales, las Afores, están preparando el terreno para que cada vez más los recursos de los trabajadores se conviertan, además de en mejores pensiones, en financiamiento para las empresas que más empleos generan. En otras palabras, se fortalece el círculo virtuoso del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR).

Alfa positivo. La semana pasada aproveché la vieja frase de la campaña de Clinton: “Es la economía, estúpido”, para comentar sobre el desencanto argentino con los resultados económicos de sus últimas administraciones. En México, afortunadamente, la historia es otra: el PIB de México creció a una tasa anual de 3.3 por ciento al cierre del tercer trimestre, superando nuevamente las expectativas de mercados e instituciones financieras internacionales, que estiman el año cerrará con un crecimiento de 3.5 por ciento.


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David Razú
  • David Razú
  • Economista dedicado a temas de finanzas, inversiones y previsión social. Director General de Afore XXI Banorte.
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