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Milei no ganó, el peronismo perdió

El domingo pasado Argentina eligió a un nuevo presidente que se distinguió por un discurso radical y estridente. Javier Milei se define a sí mismo como un “anarcocapitalista” que, según reportó un biógrafo suyo, habla, a través de una médium, con su perro fallecido en 2017. Ganó con una plataforma económica que plantea la desaparición del banco central argentino, una reducción drástica del aparato burocrático y la desaparición de programas sociales, entre otros muchos aspectos.

Personalmente, no creo que ninguno de estos temas haya dado la victoria a Milei. Más bien, tiendo a pensar que treinta años después sigue vigente el antiguo y trillado eslogan de James Carville durante la primera campaña presidencial de Bill Clinton en EU: “Es la economía, estúpido”.

Argentina, en materia económica, ha venido de mal a peor. Ya desde la administración de Macri, predecesor del actual presidente, Alberto Fernández, los principales indicadores económicos dejaban mucho que desear. El desempleo alcanzó 6.2 por ciento al segundo trimestre de este año, un dato mejor que el de la administración anterior, que llegó a 9.82 por ciento, pero no lo suficientemente mejor. La inflación, por su parte, llegó a un costosísimo 142 por ciento, siguiendo la tendencia que venía desde tiempos de Macri, donde alcanzó casi 70 por ciento, con la consecuente reducción de los salarios reales y el poder adquisitivo de los argentinos.

La comparación con la administración anterior aquí viene a cuento por dos razones: la primera es que cuando en 2019 Alberto Fernández ganó las elecciones, en gran medida el electorado castigó el mal desempeño económico del macrismo con su voto. La segunda es que, en esta elección, es muy probable que la incapacidad de la actual administración para corregir ese rumbo haya jugado un importante papel en descartar al macrismo en la primera vuelta, pero no en un ánimo de premiar al peronismo, sino de cobrarle en la segunda y darle el triunfo definitivo a Milei. En otras palabras, la antigua frase de Carville bien puede explicar tanto la derrota de Macri en 2019, como la de Fernández este año.

Nada de lo anterior quita que Milei es un personaje carismático capaz de concitar simpatías entre un público de nicho, pero difícilmente esto alcanzaría para ganar una elección si no cayera en el terreno fértil de la desesperanza económica. Creo, más bien, que la economía importa, y mucho, y que ante escenarios como el que vive Argentina desde hace ya varias administraciones, el electorado está dispuesto a experimentar cualquier cosa distinta, incluso si involucra situaciones tan peculiares como el diálogo de un candidato con su difunto mastín.

Alfa positivo. La semana pasada la Cámara de Diputados aprobó, por unanimidad, una importante reforma a las leyes del mercado de valores promovida por la Secretaría de Hacienda. Este es un gran paso para atender, entre otras cosas, la necesidad de mecanismos eficientes de financiamiento a pequeñas y medianas empresas (pymes) en el país. De acuerdo con el reporte de Banxico de finales de 2022, el acceso a financiamiento para estas empresas alcanzó solo 9.4 por ciento de participación en el total, mientras que el crédito a empresas grandes se lleva el 17.9 por ciento. Este no es el único beneficio de la reforma, pero si uno de los más importantes entre varios otros que comentaré en la próxima entrega de esta columna.


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David Razú
  • David Razú
  • Economista dedicado a temas de finanzas, inversiones y previsión social. Director General de Afore XXI Banorte.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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