Ya hemos probado dos jornadas al VAR en el futbol mexicano. No podemos negar que ese ingrediente de dramatismo que le inyecta esta herramienta tecnológica a los partidos es fantástico. Cuando el árbitro central hace la señal del rectángulo nos regala interesantes segundos de nerviosismo.
Ahora bien, debemos entender que la llegada del VAR no implica que no habrá injusticias o decisiones polémicas en el futuro. El VAR sólo es otro apoyo para los jueces. Al final del día, el árbitro no dejará de ser “el villano” de cada encuentro.
Para desgracia y fortuna de los colegiados existe un punto clave para respaldar su trabajo: el reglamento. Existen muchas marcaciones que todo lo dejan a criterio del árbitro y aunque tenga al VAR no dejará de ser una decisión personal.
Es decir, por mucho que todos veamos una mano en el área y que el VAR le ayude al árbitro a percatarse que existió, no significa que será penal. El central puede dictaminar que para él nunca hubo intención de meter la mano y no habrá sanción. Los del equipo perjudicado seguirán diciendo que el árbitro es un inepto, que pitó mal y que el VAR no sirve para nada. Otro ejemplo podría ser una posible expulsión tras una fuerte entrada, choque o tentativa agresión. Con el apoyo del VAR, el juez dirá que efectivamente hubo un duro contacto contra un jugador pero que para él tampoco hay intención de dañar y sólo es una jugada futbolera.
Inclusive en los fuera de lugar hay jugadas que ni con la repetición de la televisión te queda claro si existía posición adelantada o no.
No es una crítica al VAR, por el contrario, es una defensa para este sistema. Los aficionados, periodistas, jugadores, directivos y entrenadores debemos comprender que seguiremos teniendo debates sobre las marcaciones arbitrales.
Por lo pronto primero hay que esperar que la Liga MX pase la certificación de la FIFA para que se apruebe el VAR en nuestro futbol.
Twitter: @DavidDelaGarza_