Lo que era de esperarse sucedió, la semana pasada se vivió un buen ejercicio democrático, el INE hizo lo que pudo con lo que tenía, el proceso de la consulta popular funcionó.
En lo que fue todo un fiasco, fue el porcentaje de participación, no llegó ni al 10% del padrón total, para ser exactos el 7.11%, algo así como seis millones seiscientas mil personas.
Se necesitaba el 40% para que tuviera efecto, esto es 37 millones mas menos; si consideramos esta última cifra, voto el 18% de lo mínimo que se esperaba, aún así muy bajo.
Este ejercicio democrático sirvió para, en primer lugar, validar el pulso de la población; como sabe la gran mayoría de los que votaron, casi el 98% dijo que sí a la famosa pregunta que se les hizo, como lo mencioné en mi columna pasada, en el pueblo estuvo siempre presente el enjuiciar a los expresidentes, por eso esa respuesta.
Así que la encuesta mostró un ánimo social, la conclusión que vemos no es mas que el reflejo del sentir del mexicano, esto es: irritación, encono y molestia por la corrupción que hacen nuestros políticos, en concreto, los de sexenios pasados.
Quiero pensar que este puede ser el despertar de un genuino interés por hacer de las consultas un hábito que genere una democracia participativa, dígame soñador por esto, pero de lograrse en el futuro, sería un verdadero instrumento del pueblo.
Por lo pronto seguro estoy que la volveremos a ver en el mes de marzo venidero, cuando López Obrador haga su ratificación o revocación de mandato, es en poco mas de medio año, la gente tendrá fresca la de este agosto, así que sin duda serán muchos millones más los que salgan a votar para ese entonces, no me crea, solo acuérdese de mi.
David Aarón Cárdenas
