Y con los muertitos de Cuautepec parece que es todo un fandango este asunto del robo de combustible, puro carnaval y show entre autoridades y la gente del pueblo. Le menciono esto porque lo ocurrido en la semana no es nuevo, este es un tema ya bien añejo por donde se le vea.
Empezó a salir a flote a los medios precisamente con el actual Presidente, recuerde usted que a finales del 2018 AMLO estableció una estrategia contra el robo de combustible y de ahí se desató uno de los desabastos más grandes que hemos tenido y que se prolongó hasta casi finales de febrero del 2019, en aquel entonces en nuestro estado y sobre todo por aquellos lares, todo mundo sabía quién vendía y a cuánto el litro, cosa que hasta la fecha por igual se sabe, sino no hubiera pasado lo que pasó en este operativo contra el robo de combustible.
Este problema es mucho más grande de lo que aparenta, el robo de gasolina mediante tomas clandestinas vive mayormente en Tepeapulco, Tlanalapa, Tula, Tezontepec de Aldama y por supuesto en Cuautepec, aquí a diario circulan miles de litros robados.
Litros que terminan no solo circulando en la región, sino que llegan a todo del Estado de México y la capital del país, se dice que a diario docenas de personas de aquellas tierras llegan para adquirir tan preciado producto.
Este asunto va más allá del ordeñador, del pipero, del “halcón” que da el pitazo, ellos son solo algunos eslabones de un esquema mucho más grande y corrupto, ni por cerca piense que el “huachicoleo” es un negocio compuesto por células familiares, claro que no, es toda una industria bien establecida, que da de comer a comunidades completas que están dispuestas a entrar en guerra para seguir defendiendo su forma de operar, y obvio es que también hay otra mafia involucrada en esto, criminales de cuello blanco que dicen van desde las autoridades municipales hasta las del mismo Pemex, mucho trabajo deberá seguirse haciendo por acá si se quiere erradicar esto tan común ya.
David Aarón Cárdenas
