Opinar es el deporte nacional no reconocido de nuestro país; todos tenemos algo que decir al respecto de algo, incluso cuando no tenemos un conocimiento previo del tema.
Nos gusta decir que ejercemos el derecho a la “libertad de expresión”, sin tener en ocasiones muy claros nuestros alcances.
Y estamos en la mejor época para hacerlo, tenemos todos los canales a la mano para que nuestras ideas se transmitan a nuestros más cercanos, y sus amigos, y los amigos de sus amigos, hasta que lo que decimos puede convertirse en la tendencia de la semana o el meme del día.
El asunto con la cantidad de hablantes es que deja pocos oyentes y en la era de la información no podemos estar más desinformados, intoxicados de opiniones, datos, anécdotas.
Las opiniones llegan a ser tan vehementes que a veces pueden dejar en evidencia los clasismos, racismos, machismos y sexismos. Que se refuerzan con la certeza de que deben ser escuchados, porque tienen “algo que decir” y siempre tendrán quienes los escuchen.
Y son cada vez más voces las que se replican con estos argumentos que provienen desde una experiencia personal, atravesados por una gran cantidad de prejuicios, salpicados de estereotipos y un dejo de burla como cereza del pastel.
Aparecen estos personajes que de las redes pasan a los medios de comunicación y sus intervenciones tienen el objetivo de levantar ratings. Sucede que los políticos improvisados que llegaron a los puestos de elección popular dicen cosas en sus redes sociales que atacan a un sector de la población para darse notoriedad…¡ y lo logran!
Hay quienes ocupan escaños en el Poder Legislativo Federal y usan sus redes sociales para presumir, regalar cosas a sus “seguidores”, como si fueran influencers (viajes, botellas de vino, ¡vales de gasolina!) o peor utilizar un espacio que les brindan en medios de comunicación para hacer una larga diatriba sobre su persona, comparándose hasta con actrices nominadas al Oscar.
Y esos son los “líderes de opinión” que vemos, escuchamos y les damos la oportunidad que decidan sobre nuestras vidas. Son las estrellas de nuestro gran show nacional. El gobierno de los bufones. ¿Hasta cuándo?
Twitter:@dameluna