México enfrenta dos pandemias globales: el COVID19 y la obesidad. Problemas que tendremos que afrontar con inmediatez -esperando ansiosos la vacuna-, y educarnos en una nueva alimentación/nutrición dentro de la “nueva normalidad”.
Alimentos que no comprometan la salud del mexicano donde las clases más desprotegidas y con pobreza extrema están sufriendo las pandemias con mas tristeza y dolor. Si, dos pandemias. El covid19 y la obesidad.
Me gustaría entender a groso modo por qué el COVID19 se hospeda con singular insistencia en quienes tienen obesidad e hipertensión, pues según las estadísticas son el espacio “preferido” para que el virus invada.
Vaya calamidad el tener que afrontar una epidemia que nos tomó por sorpresa importada desde China y otra, la obesidad que ha ido creciendo por diversas causas multifactoriales donde la mala alimentación es la principal causa.
En el pasado reciente hay que decirlo, fallaron las políticas de estado. Movieron a México a la hipertensión, obesidad y diabetes sin precedentes donde dejaron más de 350 hospitales inconclusos.
Una sociedad contagiada y enferma (en gran medida por lo mal que come), no merece el flagelo de un virus que viene a estrujar nuestras conciencias. Urge imponer un basta.
Un bajémosles a los refrescos azucarados (veneno embotellado), harinas, grasas, sodio, etc., donde la prevalencia está en todos los niveles socioeconómicos y donde nuestra niñez ocupa el primer lugar mundial en obesidad. ¿Así o más fritos?
Diría el filósofo Ludwig Feuerbach: “Somos lo que comemos” en su escrito “Enseñanza de la alimentación” haciendo una crítica a la sociedad alemana: “Si se quiere mejorar al pueblo, en vez de discursos contra los pecados denle mejores alimentos.
El hombre es lo que come". Cuánta razón si nos remontamos hasta Hipócrates que en ese sentido sostuvo: "Sea el alimento tu medicina, y la medicina tu alimento".
Celebro que el gobierno federal con la exigencia del nuevo etiquetado en los productos alimenticios principalmente en refrescos y comida chatarra sean restrictivos e implacables para regular el consumo del veneno embotellado, como bien ha llamado el Subsecretario López Gatell a los refrescos azucarados.
Mis amigos psicólogos estarán de acuerdo que las transferencias de los gustos (conducta) de la niñez a la edad adulta son definitorios. Estamos ante la oportunidad histórica de cambiar o, seguir enfermos empezando por nuestra niñez. Un niño sano, será un adulto sano.
@CUAUHTECARMONA