Escribo esta columna la tarde del domingo sin que haya resultados preliminares y tampoco encuestas de salida.
Sin embargo los resultados son previsibles al menos para quienes tenemos algo de tiempo participando en política o en campañas.
El PRI ha perdido el último bastión y buque insignia de la corrupción priista y Coahuila, al margen de la democratización de la vida política nacional.
Sobre Coahuila habrá mucho que analizar y decir pues el tricolor encabezado por Miguel Riquelme sigue practicando las mañas y estrategias que les han dado resultado.
La división, el corporativismo y el uso de las estructuras gubernamentales para la movilización y el acarreo donde algunos personajes de mi alma mater, la Universidad Autónoma de Coahuila, se convierten en cada elección en brazo electoral priista. Pero esas, esas son otras historias.
Dice el refrán que no hay mal que dure 100 años y sí lo hay.
El Estado de México y Coahuila. Sobre el primero podemos afirmar con toda seguridad que se le acabó al PRI su corrido en la tierra de los bandidos de Atlacomulco, el mal de estar gobernado por el grupo hegemónico priista que tuvo tanto poder en tiempos del neoliberalismo y que coronó a Enrique Peña Nieto, como el último presidente de la decadencia.
Hoy prófugo en España con una vida de jet set.
Coahuila sigue con el yugo priista y no porque sean muy chingones o un estado modelo, sino porque supieron catalizar las debilidades de la oposición y las fracturas internas que antecedieron al proceso electoral entre toda la oposición al PRI.
La frase romana de “divide y vencerás”, fue la fórmula perfecta para continuar con una hegemonía priista, la última que les queda en el Norte del País.
Los resultados electorales de este domingo tanto en el Estado de México como en Coahuila son disímbolos y contradictorios.
El partido en el poder (MORENA), con miras a las elecciones del próximo año tendrá que aprender de las lecciones de este domingo donde la unidad, es el valor democrático más preciado en el interior de los institutos políticos. La fricción la herramienta más letal.
En los estados donde este domingo aún gobierna el PRI, antes Partido Nacional Revolucionario (PNR), desde la década de los veintes en uno se les acabó el corrido.
La Maestra Delfina Gómez gobernará el buque de la corrupción y el nepotismo, donde deberá imponer un nuevo estilo de gobierno llevando los postulados de la 4T con puntualidad: No robar, no mentir, no traicionar.
La gente en el Estado de México se hartó de la clase política mexiquense donde los del Mazo, Hank, Chuayfett, Peña Nieto y toda la bola de sátrapas se mantuvieron por más de un siglo han llegado a su fin.
Hoy ese muro intransitable es derrumbado como el muro de Berlín.
En Coahuila otro escenario se presenta, el mismo que comentaremos en próximas reflexiones.
La lección para MORENA es la unidad con candidatos cercanos y queridos por el pueblo, por la gente. Lección de la elección…
