En esta época navideña disfrutamos de una variedad de platillos cuyo origen muchas veces desconocemos.
Tal es el caso de las casitas y galletas elaboradas con masa de jengibre, una tradición europea que gana cada vez más adeptos, sobre todo en la temporada decembrina.
El principal ingrediente en este postre es precisamente el jengibre, planta aromática originaria del sudeste asiático en donde se cultiva desde hace más de dos mil años.
Tiene múltiples usos medicinales y gastronómicos ya que se emplea para aliviar irritaciones gastrointestinales, dolores musculares, inflamaciones y náusea.
Por el lado culinario, este ingrediente es fundamental en la cocina asiática, africana y caribeña.
Pues bien, se atribuye al monje armenio Gregory de Nicopolis la primera receta de pan de jengibre, quien a finales del siglo X la compartió con otros sacerdotes.
El pan se convirtió en un platillo práctico, con agradable sabor y de larga duración, debido a la miel y especias utilizadas.
Una versión de este pan más cercana al que hoy se consume data de la Edad Media, aunque era un postre al que sólo tenía acceso la clase adinerada.
En su fabricación, la pasta se colocaba en moldes de madera; el más antiguo se conserva en el Museo Nacional Suizo.
Algunos historiadores afirman que en los festejos organizados por la reina Isabel I de Inglaterra se elaboraron las primeras galletas de jengibre con forma humana, para ofrecerlas a los invitados a modo de halago.
El uso popular se propagó por toda Europa debido a las ferias celebradas en los pueblos, ya que al ser un producto comestible de larga duración se facilitaba su transporte.
En entrevista con la periodista Katerina Oratorova, Antonín Novotný, presidente de la asociación “Pan de Jengibre de Pardubice” y dueño de una fábrica de este pan, mencionó que ya quedan pocos artesanos dedicados a su fabricación y también explicó su uso como figura de ornato:
“La tradición de decorar el pan de jengibre inició a fines del siglo XIX.
Entonces se pegaban sobre él imágenes impresas de caballos, soldados, santos, entre otros.
Algunos panaderos solían añadir flores, espejitos y cintas de colores para darles más brillo”.
La casita se volvió popular gracias al cuento “Hansel y Gretel” y la galleta que habla quedó inmortalizada en la película “Shrek”.
En México el pan de jengibre ya se puede encontrar principalmente con fines decorativos, aunque también está presente como postre en alguna mesa navideña.