Resulta importante hacer del conocimiento a los lectores que, en una semana ha sido posible observar la activación (como desde hace tiempo no se veía) de actores, grupos políticos y económicos, así como medios de comunicación ligados a la vieja política.
El objetivo, desviar la atención de la situación de crisis que pasa por la vieja política y su implicación en el intento de un golpe de estado local.
En relación con este último, no es de extrañarse, la historia universal nos ha mostrado que las fuerzas políticas antidemocráticas principalmente ligadas a grupos conservadores, al ver en riesgo sus intereses particulares, son capaces de llevar a cabo un coup d'État o Golpe de Estado, para tomar, ya sea por el uso de la fuerza o retorciendo la ley, alguno de los poderes públicos.
No lo puedo negar, se me viene inmediatamente a la cabeza la toma de protesta y acceso al poder de Felipe Calderón en 2006.
Dicho lo anterior, el punto de esta columna es reflexionar sobre:
¿Qué los motivó y activó para reaccionar de esa manera?
Desde mi particular punto de vista, en tan solo 10 días, los que deciden en la vieja política pudieron medir el rechazo masivo de las nuevas generaciones tanto a su esencia, su propuesta electoral, así como a la involución política constante de su candidata.
Esta situación, puede explicar esa velocidad y voracidad por generar tendencia tanto en redes, como en medios de comunicación a través de articulistas y columnistas actuando por consigna editorial, destacando la irresponsabilidad de Samuel al generar ingobernabilidad en Nuevo León, así como de hacer el ridículo nacional y poner actualmente en riesgo electoralmente a MC.
En otras palabras, Samuel es ridículamente responsable de las decisiones tomadas por el Congreso local, por intentar violar la ley al no querer hacer efectiva su propia solicitud de licencia, y a su vez, buscar regresar a ejercer el mandato constitucional que le fue depositado por el pueblo de Nuevo León.
Pero esto no para ahí, Samuel, también es responsable de poner en peligro electoralmente a Movimiento Ciudadano.
En ese sentido, la elección se vuelve nuevamente una elección de dos y, en consecuencia, se fortalece la candidatura de la vieja política representada principalmente por la figura de Xóchitl (vaya pirueta mental).
Por lo anterior, y para efecto de esta columna, destaco los siguientes puntos:
1. Samuel y su equipo de campaña, así como su partido en su conjunto, en tan solo 10 días y habiendo recorrido solo seis entidades federativas, mandaron la propuesta del PRIAN al tercer lugar de las preferencias electorales en el país.
2. En las distintas encuestas serias que he tenido oportunidad de analizar, la población joven en México de entre 18 y 33 años, mostró una mayor intención del voto hacia el candidato naranja.
3. Samuel no es MC, y los jóvenes, no necesariamente se identifican ni física, ideológica, económica, ni mucho menos socioculturalmente con Samuel. Empero, comparten con él y con Movimiento Ciudadano un punto en común, el rechazo y la posibilidad de acabar con la vieja política que representa el PAN, PRI y Morena.
4. Movimiento Ciudadano encontró principalmente en los jóvenes y clases medias de este país, la llave para convertirse en una fuerza política emergente capaz de competir electoralmente contra la vieja política.
Dicho lo anterior, pareciera que lo correcto para MC, será seguir apostando por un candidato o candidata joven, con un discurso y una campaña disruptiva(como lo saben hacer) orientada a la población que encuentra en el partido la posibilidad de extinguir a la vieja política.