Los procesos electorales del pasado nos han mostrado que, al momento del arranque de las campañas, los candidatos inician presentando sus principales propuestas, entendidas como las acciones o políticas públicas a implementaren el momento de arribar al gobierno.
En este sentido, podemos encontrar dos tipos de propuestas, las que se conocen como ocurrencias, que no son otra cosa que ideas vagas, sin sustento técnico-científico, o las que consideramos serias, resultado de un proceso técnico-científico y político, susceptibles de convertirse en un futuro en políticas, programas o acciones de gobierno.
Por el breve número de caracteres que tengo para el desarrollo de la presente columna, no me puedo detener en analizar las propuestas de todas las y los candidatos a la gubernatura, pero puedo hacer una síntesis muy general entre los más rentables. A saber:
Claudia Delgadillo, candidata de Morena y aliados.
Cómo era de esperarse, su imaginación se iba a encontrar limitada a los intereses de la mal entendida 4T. Cómo una digna representante de un proyecto político que entiende las necesidades de los estados a partir de los intereses económicos y políticos de la Ciudad de México, su propuesta se supedita a la agenda nacional de Morena.
Sus principales ejes versan sobre: un gobierno honesto, Bienestar para el pueblo, Movilidad y Seguridad. Este último eje, como era de esperarse, basa su éxito en la coordinación intergubernamental federal-estatal.
Pablo Lemus de Movimiento Ciudadano, no tiene prisa.
Si bien de manera general propone centrarse en una política agresiva en materia de seguridad, salud, educación, movilidad y desarrollo económico, construye su Plan de Gobierno bajo un esquema de gobernanza, entendida esta última, cómo un nuevo modelo de gobernación que, desde la cooperación horizontal, la negociación y cooperación, involucra a los actores gubernamentales, privados y sociales para resolver de mejor manera problemas públicos.
Tras este ejercicio participativo, con voces ciudadanas expertas, léase académicos, empresarios, activistas, líderes sociales, colectivos de profesionales, entre otros, por una parte, fabrica la propuesta de campaña, y por otra, edifica su Plan de Gobierno.
Desde mi particular punto de vista, este ejercicio participativo que está llevando a cabo el candidato naranja, es clave sí se considera que él sí cuenta con posibilidades reales de gobernar.
Vale la pena señalar que, hasta este momento, ha sido el único candidato en pronunciarse por el lamentable tema de los desaparecidos. Se ha comprometido a reunirse semanalmente con los familiares de las víctimas.
Aunado a lo anterior, debemos reconocer que, durante el presente proceso electoral, este modelo de diálogo ciudadano se presentó por primera vez en Tlajomulco con Quirino Velázquez.
Bajo estas acciones, las propuestas de campaña pasan a ser parte de un Plan de Gobierno y ese plan en consecuencia, pasa a ejecutarse a través de políticas, programas y acciones de gobierno.
En otras palabras, las propuestas tanto de Pablo Lemus como de Quirino Velázquez emanarán de la ciudadanía a través de mesas de diálogos ciudadanos con voces expertas en las diferentes materias para conocer su diagnóstico y posible ruta de solución.
Como académico, y estudioso de la gobernanza, no me resta más que decir, bien por Quirino, por Pablo y su equipo de campaña encabezado por Salvador Zamora.
Estaremos pendientes del desarrollo de esas mesas y sus resultados.