Sé que el prestigio, no retoña; se cultiva, se cuida a partir de un comportamiento decoroso. El ser es parecer y viceversa. La congruencia entre lo que se dice y se hace es el principio de la dignidad, supremo valor de la persona humana; una cualidad que habla de honor.
La dignidad es el respeto y el valor que también merecen las acciones a partir de su alta calidad, implicando decencia, nobleza, lealtad, generosidad y pundonor en el actuar.
No es demasiado para nadie cuando se trata de una persona consciente de su ser y estar en una sociedad, más aún cuando se ejerce liderazgo, pues se suma entonces la condición de ser ejemplar, de dar siempre un buen ejemplo.
Al hablar de compromisos, la dignidad entraña formalidad, honestidad y honra. Lo hemos sabido siempre, pero no a todo mundo le cala la necesidad y -yo diría- la obligación de ser formal y cumplir su palabra.
Muchas veces las buenas acciones, congruentes y respetables se toman como algo natural, y así debiera ser siempre como cuando se dice “es de bien nacidos ser agradecidos”; ese ser bien nacido se refiere a tener educación desde casa, educación y valores; además, ser una persona digna requiere un esfuerzo constante, una toma continua de decisiones.
Uno decide ser congruente, honrar su palabra, cuidar su prestigio, no solo para que se hable bien de uno, sino para hacer el bien a los demás. Sí, hablo de ética personal, de querer vivir en paz y hacer el bien.
Decisiones que deben anteponerse al enojo, a la frustración y a cualquier ambición personal: no es difícil cuando se es una persona bien nacida y, siempre, afortunadamente, la vida nos da oportunidades para demostrarlo, así se construye un buen prestigio.
Ser una persona confiable es ser una persona congruente, digna, leal, responsable, solo así se está en condiciones de merecer lo mismo de los demás, nada es regalado, insisto, se cultiva. Nada peor que perder la confianza de quienes nos rodean.
Generar desencanto dando la espalda a quienes confiaron, fueron leales y solidarios con nosotros es imperdonable. La confianza tampoco retoña, se cultiva y se honra reconociendo siempre lo que es importante ante las dificultades, actuando con dignidad, honor y gratitud. Si esto es necesario en la vida personal, imagine usted en política.
Jesús Reyes Heroles dijo que quien se dedica a la política debe tener tres c: corazón, cabeza y carácter, y agrego: debe tener dignidad, para enaltecer la política y ponerla al servicio de las grandes causas, con grandes ideas, grandes luchas e iguales resultados. #HonestidadYDecencia
Carolina Monroy
