Senectud es una bella palabra que significa “periodo de la vida humana que sigue a la madurez”, y viene a cuento utilizar este término porque en Malasia, país que desde 1963 tiene como forma de Estado una monarquía gobernada por un régimen parlamentario de tipo federal, se acaba de elegir como primer ministro al médico Mahathir bin Mohamad, quien en unos días cumplirá 93 años de edad y será el gobernante de mayor edad.
Además de su ancianidad sorprende el triunfo de este político pues derrotó al partido que ha gobernado Malasia en sus cincuenta y cinco años de vida independiente, régimen del que Mahathir había formado parte ya que se había desempeñado como jefe de Gobierno de 1981 al 2003, y según manifestó, su regresó a la política activa se debió a que el primer ministro, que él había dejado como su heredero, fue acusado en el 2015 de un desfalco de 2,600 millones de dólares, de los cuales se dice que 681 millones terminaron en sus cuentas privadas.
Son pocos los personajes que después de los noventa años se han desempeñado como jefes de Estado o de Gobierno, la reina Isabel II de 92 años de edad ha sido monarca de la Gran Bretaña durante 66 años; el recientemente fallecido Shimon Peres, político y estadista israelí de larga trayectoria concluyó su encargo como presidente de la República en el 2014 a los 91 años de edad; el sátrapa Robert Mugabe fue primer ministro y presidente de Zimbabue de 1980 al 2017, destituido por un golpe militar a la edad de 94 años. Giorgio Napolitano en Italia y Joaquín Balaguer en la Republica Dominicana dejaron de ser presidentes a los 90 años de edad. Un caso de excepción es el de Lee Kuan Yew, primer ministro de Singapur de 1959 a 1990 y ministro senior hasta su muerte permaneció en funciones de gobierno más de sesenta años, falleció en el 2015 a los 92 años.
Bhumibol Adulyadej, rey de Taillandia durante 70 años, murió en 2016 a los 88 años; Hiroito fue emperador de Japón durante 63 años, falleció a los 88 años; su hijo Akihito, con casi treinta años como monarca ha anunciado que dejará de ser emperador en el 2019 cuando tenga 85 años de edad; Haile Selassie, monarca de Etiopía entre 1930 y 1974 fue obligado a renunciar a sus 82 años de edad.
Entre los dictadores longevos destacan Mao Zedong (después Mao Tse-tung) quien durante cincuenta años condujo el destino de China, murió en 1976 a los 83 años; en Cuba, los hermanos Castro han ejercido el poder en los últimos sesenta años, Fidel, durante cincuenta años, a sus 81 años de edad le transfirió la presidencia a su hermano Raúl quien después de diez años ha cedido la presidencia (no el poder del partido) a sus 86 años de edad; en Yugoslavia, Josip Broz Tito murió a los 88 años en 1980 después de 27 años como primer ministro y presidente de la República; Francisco Franco gobernó España casi cuarenta años, falleció en el poder a los 83 años de edad; Hosni Mubarak fue presidente de Egipto casi treinta años, fue depuesto cuando tenía 82 años.
En Italia varios presidentes de la República han terminado sus periodos en plena senectud, Sandro Pertini a los 89 años, Carlos Azeglio Ciampi a los 86 años, y Oscar Luigi Scalfaro a los 81 años; Giulio Andreotti no fue presidente, pero sí primer ministro en siete ocasiones, murió siendo senador vitalicio a los 91 años. El papa Juan Pablo II, jefe del Estado Vaticano y pontífice de la Iglesia Católica durante 26 años falleció a los 85 de edad.
Rafael Caldera fue dos veces presidente de Venezuela, con 83 años de edad le entregó el poder a Hugo Chávez en 1999; Juan Domingo Perón falleció en 1974 a los 79 años de edad apenas ocho meses después de iniciar su último mandato como presidente de Argentina, lo sustituyó su viuda Estela Perón; Augusto Pinochet tomó el poder de manera violenta en 1973, en 1990 se restauró la democracia, pero él siguió como comandante de las fuerzas armadas y senador vitalicio, falleció a los 91 años.
Después de treinta años en el cargo, Porfirio Díaz renunció como presidente de México en 1911 a los 81 años de edad, y aunque parecía mucho mayor, Adolfo Ruiz Cortines tomó posesión como presidente a los 62 años de edad, casi veinte años menos que los del general Díaz, y hasta ahora ha sido el presidente de más edad en los últimos cien años.
Resulta cruel que quienes han ejercido el poder de manera omnímoda vivan tanto tiempo para cometer mayores atrocidades.