La obsesión del presidente Andrés Manuel López Obrador con los ex presidentes Felipe Calderón y Carlos Salinas de Gortari viene de asuntos que lo afectaron a él directamente.
Más allá de ideologías y proyectos políticos confrontados, queda claro que la elección de 2006, en el caso de Calderón, y el involucramiento de Salinas en la difusión de los videos de Carlos Ahumada, Bejarano y otros de sus cercanos en 2004 han quedado para siempre en la memoria del Presidente. No es casualidad, ni tiene que ver con la justicia que Rosario Robles esté en la cárcel como lo está el abogado Collado, participante también en aquel escándalo.
Ni siquiera Vicente Fox y su malhecho desafuero le causan a López Obrador tal rabia. En su enorme desprecio y constante crítica a la era neoliberal y su corrupción, culpable en esos discursos de todos los males del país, el Presidente y su aparato de justicia, sin embargo, llevan tres años haciendo una omisión que no es cualquier omisión: el sexenio de Enrique Peña Nieto con Peña Nieto a la cabeza.
Uno de los sexenios más corruptos y neoliberales de nuestra historia reciente no pasa por el discurso del Presidente ni por las acciones de su aparato de justicia o ningún otro.
De los cercanos a Peña Nieto, insisto, solo los que ya no eran cercanos han sido nombrados o perseguidos: Robles y Lozoya, ambos peleados con Luis Videgaray para finales de aquel sexenio. Del caso Lozoya solo hay un panista, calderonista por cierto, en la cárcel y ninguno de los peñanietistas nombrados por el ex director de Pemex en su intento de criterio de oportunidad. Ah, y otro panista no calderonista, Ricardo Anaya, a quien el peñanietismo intentó destruir en 2018 con una acusación que luego resultó un invento.
En estos días han surgido nuevos datos sobre Enrique Peña Nieto y cómo le va en estos tiempos.
El diario El País reveló que su vida en España es gracias a una visa de gran inversionista —vaya usted a saber con qué dinero— y que tiene una nada mala propiedad en Madrid, aunque él vive en un suburbio.
Ahora también nos enteramos de que dos ex funcionarios peñanietistas acusados de haber “perdido” el expediente de la casa blanca lograron la decisión de un juez para frenar un proceso en su contra con una disculpa y trabajo social, pero sin que aquel expediente se recupere.
Peña Nieto sigue tranquilo.
Carlos Puig
@puigcarlos