Hay que decir que el primer paso en el camino para elegir (ponga usted aquí el nombre legaloide que corresponde) a quien en unos meses será el candidato del Frente Amplio a la Presidencia de la República terminó con raspones, normales, pero sin mayor lío.
Han quedado los cuatro que indicaba la lógica, los que le han chambeado. De la Madrid lleva un rato viajando, promoviéndose, en reuniones con empresarios y otros grupos, en los medios. Beatriz Paredes tuvo menos actividad, pero es ex presidenta del PRI, eso pesa; política de larga trayectoria y las encuestas nos dicen que reconocida entre la población. Creel lleva casi un par de décadas queriendo ser presidente y diciéndonoslo. Y Xóchitl, pues es lo del momento, lo de hoy.
Los últimos días apuntaban a que la bronca podría ser mayor, algo había dicho Xóchitl y algún aspirante más, pero él no iba a conseguir las firmas. Funcionó la aplicación, funcionó el comité revisor. Va.
El resultado, sin embargo, confirmó algo que se venía venir: la debilidad —soy generoso— del tercer jugador de la alianza: el PRD. En la mañana con los primeros números las cosas parecían diferentes.
Digo, si Francisco García Cabeza de Vaca logró 195 mil desde la comodidad de su hogar —fuera de México, según se dice— con un par de videos, pues todo podía pasar.
Y qué decir de Silvano Aureoles, esa gran figura de la política nacional —sean serios— que cuando fue a Palacio Nacional no se le acercó ni lo acompañó nadie, pero a la hora de la hora ¿qué creen? Casi 300 mil firmas, nomás faltaba.
Entiendo que el futbol mexicano no está en sus mejores días (ver la Leagues Cup), pero la verdad es que el fut sí se ve y ya quisieran la mayoría de los equipos juntar esos números en sus estadios en un par de partidos en casa. Entiendo, no tienen el carisma de Miguel Mancera, pero a veces entretienen con goles.
El comité vio lo que tenía que ver y ninguno de los tres que habían conseguido suficientes firmas —quién sabe dónde, cuáles o cómo— pasará a la siguiente fase.
El PRD, los jefes, los chuchos, habrán de jugar ahora sin aspirante, lo que les quita fuerza. Pero de eso están hechos hace años. Veremos cómo lidian ahora con el PAN y el PRI y sobre todo qué señal mandan a esos miles y miles, decenas de miles que querían a Silvano o a Mancera...