Cultura

Ya no hay princesa que cantar

Nuestras vidas son vidas rutinarias. Sólo de vez en cuando sucede algo que nos impresiona y modifica nuestra manera de percibir el mundo.

Los hombres y mujeres viven aburridos de hacer siempre lo mismo pero de él nace la creencia de que es posible que haya realmente algo extraordinario en algún lugar del mundo y entonces se dedica a buscarlo.

Hay muchos viajeros en el mundo que cuentan sus aventuras, pero los viajes se han agotado y muchos solo cuentan historias inventadas. Estas tomaron el lugar de las verdaderas, como las monedas de cobre tomaron el lugar del oro.

2 / Cuando el hombre pisó la Luna se dijo que habíamos conquistado la Naturaleza y se erigió como el ser supremo sobre la Tierra.

Si la vida ya era rutinaria, con esa declaración el hombre abandonaba su capacidad de asombro e ingresaba a un mundo cerrado en el que no había nada superior a él; pero el hombre cayó en desgracia luego de la II Guerra, cuando los judíos sobrevivientes de los campos de concentración se erigieron como “la” humanidad. Nosotros somos el hombre, dijo Primo Levi, discriminando así a todos los que no eran judíos.

Esa metonimia ha ejercido influencia sobre todos los habitantes de Occidente durante más de 60 años.

La capacidad de asombro connatural al ser humano quedó sepultada con la arrogancia de Levi. Ahora solamente quedan las historias inventadas, el asombro artificial.

3 / El punto de partida del arte es la admiración del hombre ante el mundo. Sin ella, el mundo, la vida, el hombre mismo, son objetos insignificantes.

El mundo, Dios, el hombre, han sido los objetos dignos de admiración de algunos hombres, porque estos han tenido frente a otros esa admiración que provoca un impacto emocional que es, en todo momento, lo trascendente.

Salvo los primeros siete años de vida, en los que todos descubrimos todo, los años restantes son rutinarios, aunque siempre se tiene la esperanza de que existan momentos extraordinarios en la vida, que causan impresiones fuertes que pueden cambiar la existencia.

4 / Con Adorno y Benjamin la estética se volvió política y ética; la literatura se hizo panfletaria y artificial.

Así, la poesía se pierde y se suple por la prosa. Eso que llaman poesía solo son “buenos piensos”.

A su vez, la creación literaria se suple por las relaciones públicas y los amigos suplen al crítico literario.

El arte, la literatura, se vuelven tarjeta de presentación en el ámbito de las Secretarías de Cultura en donde todo es relaciones públicas, amiguismo y nepotismo.

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Carlos Prospero
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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