Cultura

Verdades que no pecan

En una de las pocas cosas que desde mi muy cuestionable punto de vista se pueden rescatar de la película Y tu mamá también, además de la rola Here comes the mayo, de mis compadres de Molotov, está una máxima que impacta por su concisión y eficacia.

Luego de recetarle a Maribel Verdú un manifiesto en el que bailan dos veces las calmadas los americanistas, al encarnar la poca fortuna que tienen de irle a semejante equipo, los charolastras Gael García y Diego Luna sentencian que la neta es chida, pero inalcanzable.

Hace tiempo alguien me contaba que le habían hablado del banco para que se pusiera a mano con las mensualidades atrasadas de su coche. Ante la negativa del moroso le hicieron saber que si no pagaba podrían embargar el bien. “Vengan por el coche, no tengo para ponerme al corriente”, sostuvo mientras colgaba.

Lo que siguió fue una neta que me sacó por completo de onda. “No les conviene tener arrumbado el auto en un corralón”, me dijo aquel personaje. “Al final van a querer negociar la deuda y ahí es donde intentan recuperar algo”, agregó, mientras concluía que los clientes cumplidos son quienes sostienen a las empresas de crédito.

Argumentos como esos me llaman poderosamente la atención, porque dan luz a situaciones que no suelen ser del conocimiento de todos. Pero últimamente he encontrado algo que resulta más estimulante que una aseveración implacable: aquella neta que mata a otra.

“Quienes sostienen a las instituciones bancarias son los clientes que contratan créditos, sin importar si los pagan o no. De hecho, lo que les conviene es que sigan endeudándose”. Así me dijo recientemente alguien con suficiente conocimiento de causa financiera.

Ante mi asombro y la ingenuidad de que el gobierno permita a los usureros abusar de la ignorancia de la población en esos temas, me dijo que así era como funcionaban las cosas en todos lados. Y que no era posible vivir pensando en gastar menos, porque nadie desea sacrificar nada para estar en números negros.

Ello explica por qué quienes viven ahorcados siguen adquiriendo más deudas, porque además de ser una grata salida momentánea al entuerto (por más estúpido que sea entramparse más para dejar de sentirse presionado), es un método capitalista para perpetuar la adquisición de bienes que consiguen dar la idea de bienestar.

El colmo revelador en aquella plática llegó cuando se me hizo saber que la filosofía de una economía personal sana es utópica, y que el cuento de la literatura en pos de la riqueza no es sino una más de las tretas del sistema para hacer creer a la gente que es posible. Algo menos chido que una neta, pero igual de inalcanzable.


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Carlos Gutiérrez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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