Cultura

De shippeo y de simulación

“Taylor’s boyfriend”: ahí el rasero no aplica igual


Han pasado algunos días de la culminación del Super Tazón LVIII y con la algarabía que provocó el triunfo de los Jefes de Kansas City, aún no aparece ningún movimiento proto igualitario y equitativo que cuestione la tendencia cosificadora de quienes, para referirse al jugador de los Chiefs, Travis Kelce, le dicen “Taylor’s boyfriend”.

Estoy convencido de que, si para celebrar los éxitos de la cantante de labios enrojecidos alguien tuviera la osadía de llamarle “Travis’ girlfriend”, ya se le habría señalado con dedo flamígero, organizado la quema en leña verde y funado hasta el abismo y más allá. Lo que son las cosas, el rasero no aplica igual cuando se trata de fundamentalismos pop.

De no ser porque a estas alturas la memoria colectiva empieza a acusar amnesia, producto de miles de temas agolpándose en las mentes de la audiencia digital, se seguiría hablando del asunto, las cámaras continuarían registrando cada instante de la vida de la rubia y dando a la banda aquello que mueren por ver, el shippeo de tacleadas y gorgoritos.

Afortunadamente, llegó el cierre del show y ahora a aguantar hasta que regresen los emparrillados. Y aunque no va a faltar quien sitúe a Travis en el palco de honor en los conciertos de Tay, es muy probable que no corra con la misma atención por parte de la prensa voraz, que ya no sabe cómo sacar más tajada del tema.

Como quiera que sea, mientras se cocina alguna nueva experiencia mediática, al menos en México surgen las notas que se dan no desde la cancha, sino en los estudios de televisión. Con las movidas estratégicas de André Marín y David Faitelson de Fox Sports e ESPN a Televisa, ha quedado claro que el asunto es más espectáculo que otra cosa.

Y desde luego interés comercial. Se trata de empresas que, no obstante, su carácter informativo, no dejan de lado el motor principal de su razón de ser, el negocio. Desde esta lógica, cualquier esfuerzo por apelar a la objetividad, la imparcialidad y otros valores periodísticos, está sujeto al arbitrio del rating.

Digo esto luego de que se ventilara por el propio Faitelson el teatro que durante mucho tiempo se armó bajo la bandera del antiamericanismo. Generar polémica, hacer ruido, propiciar la animadversión, incluso si no fueran ciertas las acusaciones del villano favorito del fútbol nacional. Y el rasgado de vestiduras no se hizo esperar, como si en vez de hablar de análisis y crónica deportivos se tratara de la vida del país.

Por suerte este tema también tuvo sus quince segundos de fama y caput. Insisto, hasta que una nueva historia sea creada y sirva para atraer audiencias, vender lo que sea y garantizar que el público siga consumiendo el bodrio. No más.


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Carlos Gutiérrez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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