No es de sorprender las declaraciones y actitudes diametralmente opuestas que exhibe cada día el perpetuo candidato de la "izquierda" mexicana Andrés Manuel López Obrador, en sus giras por toda la república y ahora por el extranjero, repartiendo culpas por los sucesos en nuestra república mexicana.
La semana pasada, de nueva cuenta, atacó al presidente Enrique Peña, en su visita a la ciudad de Nueva York, exigiéndole que aclarara la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en aquella fatídica negra noche de fines de septiembre de 2014, cuando los gobiernos municipal de Iguala y de la entidad (Guerrero), eran de extracción perredista, partido al que pertenecía entonces el ahora morenista.
En su gélido mitin, López Obrador fue interrumpido por varias personas que subieron al templete con imágenes del tabasqueño junto al entonces alcalde José Luis Abarca y con el propio ex gobernador Ángel Aguirre, señalando los manifestantes que "ahora dice que no los conoce", mientras que seguidores del soberbio Andrés Manuel los increparon por "destruir su evento".
También lo acusaron de tener doble moral, por acordarse únicamente en época electoral de los migrantes, pero el arrogante López Obrador, no contaba tampoco con la asistencia de Antonio Tizapa (padre de uno de los normalistas) quien lo estaba esperando al término del acto, lo abordó antes de subirse a su camioneta de lujo -exigiéndole- que no hiciera nada para hacer justicia, a lo que el de Macuspana lo increpó llamándolo provocador.
Como es su costumbre, a López Obrador le fascina tener doble discurso. Recordemos que el pasado 10 de febrero, les atizó durísimo a elementos de la Marina Armada de México, a quienes acusó de "ajusticiar" a 10 personas en las que se encontraban "menores de edad", sin que le constara al dueño de Morena. Dicho operativo fue realizado en Tepic, Nayarit, en contra de una banda del crimen organizado perteneciente al líder de esta entidad, de los Beltrán Leyva.
Una más de López Obrador. El domingo anterior en Querétaro, en su permanente campaña a la silla presidencial que lleva once años, en su discurso ahora reviró dándole una "sobadita" a las fuerzas armadas al expresar que "cuando triunfemos en el 2018", ¡Ah caray, qué "mello"! "No usaré al ejército para reprimir a la ciudadanía".
Así pues, los cambiantes discursos de AMLO, no son de extrañarse, son fieles a su incontinencia verborréica en las que todos son culpables de lo que acontece en nuestro vapuleado país menos él, es un hombre que lo único que ambiciona es el poder, para despacharse con la cuchara grande, por su terquedad y obsesión es por ocupar la presidencia. López Obrador, sí es un peligro para México.