La historia debe contarse al infinito para captar los porqués de una nación. Ejemplo: una indígena pudo asesinar a José María Morelos y Pavón. El dramaturgo Aldebarán Casasola escribe y dirige En medio de la maleza. La anécdota surge de los juicios al cura independentista en los que le preguntan de la servidumbre que lo atendía. Eso detona la leyenda que pudo haber ocurrido cuando el forjador de nuestra independencia nacional escribía “Los sentimientos de la nación”, principios de igualdad en nuestra constitución.
“Natural” decían en aquel entonces al indígena. Jacinta entra al servicio doméstico para atender a Morelos. Jacinta perdió a su hijo en una batalla donde los contrainsurgentes le hacen creer que el cura es culpable y piden que lo envenene. Jacinta no duda en hacerlo pero aflora en ella la observación del personaje que odia: patriota, un escucha atento, que piensa razonablemente, que actúa moralmente, que respeta las diferencias y atiende reclamos militares de subalternos. Un hombre de oído y razón. Lo que desencadena en Jacinta qué hacer frente a la otra verdad: Morelos incondicional de Hidalgo, Morelos estratega militar, Morelos humanista.
Una obra es buena si es creíble. En medio de la maleza no requiere de gran producción para ser verdadera. Bastan excelentes actores y actrices que la interpreten, música que la acompañe y una atmósfera surreal para calcar la historia. El teatro La Capilla se convierte en sagrado recinto donde se cuenta la anécdota que Aldebarán Casasola idealiza para pensar la patria. Es mejor dramaturgo que director, sin embargo la sutileza de la puesta en escena resulta creíble y ascienden los actores por el camino del embrujo a los espectadores. El crescendo es notable en una pieza donde la bruma nos regresa a un tiempo donde se jugaba el destino de México.
Morelos humano, no el histórico, no el luchador. Morelos en perspectiva íntima, que cede a Jacinta el protagónico para narrar otra parte de la contienda por la lucha independentista. Morelos como una licencia poética para dar rostro a los “naturales” de México. La dramaturgia de Alderabán Casasola lo logra con escasos recursos y sus actores. Domingos en La Capilla. No se la pierdan.