El sabotaje es la actuación malintencionada para producir daños a una tarea, una estrategia o causar deterioro a la reputación de una persona o institución. En los últimos meses hemos sido testigos del desempeño deplorable en el Senado de la legisladora María Lilly del Carmen Téllez García.
Cuando pasa a tribuna, en el uso de la voz insulta a la bancada a sus pares de Morena. De corruptos no los baja. Les receta adjetivos hirientes como “hienas, cómplices del narcoestado, mujer de ligerezas”; a Fernández Noroña lo califica como “changoleón”. Arremete contra todos sus anteriores compañeros morenistas, incluyendo a ex presidente López Obrador y a la actual presidenta Claudia Sheinbaum, denominándola “secretaria” de AMLO. Téllez no tiene límites con su largo carrusel de diatribas.
Téllez se ha venido especializando en crear escándalos. Cada vez más refinada, organiza estruendos legislativos cargados de vulgaridad. Lilly no se distingue por propuestas sino griteríos desde su curul. También se burló de la parálisis facial de la senadora Lilia Aguilar, la llamó "La diputada de la mentalidad chueca”, hecho que fue duramente cuestionado por la opinión pública ¡se pasó!
Se ha desempeñado como senadora por Sonora desde 2018, inicialmente representando a Morena, finalmente se unió al Partido Acción Nacional en 2020. Lilly tiene una precaria formación académica pero es muy hábil e inteligente. Sabe llamar la atención, se diría que tiene una fascinación por destacarse, por estar en la palestra aunque no de la mejor manera.
Con la anuencia de Marko Cortés y Ricardo Anaya, Téllez se arroja a la arena de debate bronco como un actor disruptivo y provocador. Gritonea, encara, fustiga. Goza de burlar la normatividad parlamentaria, saliéndose de la reglas del debate.
En realidad Lilly Téllez ha creado un personaje anticlimático que defiende con ardor los intereses de TV Azteca. En suma, simpatiza con la ultraderecha y sostiene posturas muy conservadoras contra el aborto, la laicidad y recientemente arremetió contra la comunidad LGBTIQ+.
Lilly Téllez expresa el lugar de la oposición mexicana: sin ideas, propuestas ni proyectos. Solo se ha especializado denostar el poder actual de la 4T, denunciado “la instauración de una dictadura perfecta en México”. Desde hace tiempo augura una estrepitosa caída de Morena pero los balances electorales no le favorecen. Téllez es la manifestación viva de la impotencia política que se basa en la descalificación y el escarnio.
Señora Téllez: con toda la libertad que le otorga el estado, el Senado no es un circo. Le demando respeto y probidad.