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En defensa de Carmen

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  • Bernardo Barranco

El presidente se equivocó. AMLO descalificó el periodismo de Carmen Aristegui y de Proceso a raíz del reportaje “Sembrando Vida y la fábrica de chocolates” que infiere beneficios a los hijos del mandatario. AMLO descalifica y arremete así contra dos emblemas del periodismo mexicano: “Proceso y Carmen Aristegui nunca han estado a favor de nuestro movimiento y ellos dicen que porque son independientes. Y yo sostengo que sí son independientes, pero independientes del pueblo, que nunca se han involucrado, nunca han hecho un periodismo en favor del pueblo… buscan mancharnos con la máxima del hampa del periodismo que ‘la calumnia, cuando no mancha, tizna”. El presidente no cuestionó el reportaje solo lo desacredita.

¿Por qué los hijos no han salido a aclarar y defenderse de las supuestas falsedades? ¿Por qué AMLO no se conformó en desaprobar haber publicado dichos reportajes como un error? En su lugar, embistió con inusitada furia contra Aristegui y Proceso.  

En efecto, hay periodismo bueno y malo, pero sin periodismo no hay democracia.  El periodismo es el ejercicio de las libertades modernas; en sociedades plurales el periodismo es más diverso, pues los intereses sociales son heterogéneos. El periodismo con responsabilidad es un ejercicio de contrapeso de la potestad política.

Sin glorificar a Carmen Aristegui, ella es insignia de crítica a los excesos del poder. ¿Deben estar exentos los parientes cercanos de los hombres y mujeres de poder? ¿Acaso los hijos de Martha Sahagún no se convirtieron de la noche a la mañana en poderosos empresarios?  El periodismo de Carmen no en vano sufrió la represión del gobierno de Felipe Calderón y su sicario Lozano; del gobierno de Enrique Peña Nieto tuvo un feroz embate por el reportaje de la Casa Blanca. Carmen ha exhibido los conflictos de interés contra numerosos políticos, empresarios y religiosos, con graves consecuencias profesionales para ella.

Ha sorteado la censura en Imagen, MVS, W Radio y Televisa. Su periodismo no ha tenido concesiones. Ha sufrido espionaje, sus instalaciones han sido allanadas y su hijo acosado. Se ha enfrentado a dueños de concesiones como Alfonso Romo, al patético Pedro Ferriz y ha sostenido largo litigio con Joaquín Vargas.

¿Acaso el periodismo del pueblo no es un periodismo militante? ¿Qué diferencia existe con el periodismo de consigna o el chayotero? ¿Dónde queda el periodismo objetivo que establece la verdad como principio hermenéutico? 

Proceso y Aristegui son dos emblemas de libertad, de un periodismo emancipado, críticos del poder e implacables con arbitrariedades. En definitiva, el presidente se equivocó.  

Bernardo Barranco 

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