Roma. Francisco se encara probablemente la reunión más importante de su pontificado. El pontífice argentino, sometido a duras críticas, convocó a una reunión cimera de presidentes de las conferencias episcopales de todos los países del mundo católico. Es una cumbre sin precedentes en la historia de la Iglesia, se realizará del 21 al 24 de febrero en Roma.
Como sabemos, responde a la imperiosa necesidad de encontrar medidas y fórmulas concretas que enfrente la crisis más compleja que la Iglesia católica ha enfrentado en su historia contemporánea. Hablamos de los escándalos de pederastia clerical a escala planetaria. De él depende, como cabeza de la Iglesia, la esperanza de recuperar terreno perdido en términos de credibilidad y autoridad moral desmoronadas. Pero también se arriesga a la desilusión y colocar a la Iglesia en una ruta de la debacle.
Francisco se juega la Iglesia y la Iglesia se juega su viabilidad. Están bajo severos cuestionamientos no solo la patología y monstruosidad de los abusos a menores sino el encubrimiento institucional. El Papa ha prometido hacer todo lo necesario para llevar a todos los culpables, ante la justicia.
¿Será ésta la última oportunidad del Papa argentino? ¿Estamos ante un punto de inflexión histórica en el futuro de la Iglesia católica?
Aquí en Roma hace frío pero las tensiones clericales son agudas. Se prescribe ansiedad en los actores religiosos. Los diversos episodios estruendosos de abuso a menores registrados por los medios, han minado durante 20 años la autoridad moral de la Iglesia y socavado su credibilidad.
No hay cifras, salvo en Estados Unidos, pero según el libro de Fittipaldi, titulado Lujuria, son más de 100 mil y otros aseguran que son cerca de 200 mil víctimas. La caída y emigración de católicos no puede ser más elocuente de la aguda crisis católica. En el continente americano, tan solo, es notable la caída de católicos en países centroamericanos, en Chile y en los Estados Unidos.
El actual portavoz del Vaticano, Alessandro Gisotti, ofreció detalles de la cumbre antipederastía. “El encuentro será sobre la protección de los menores, dijo, tiene un objetivo concreto: la finalidad es que todos los obispos tengan absolutamente claro lo que se necesita hacer para prevenir y combatir el drama mundial de los abusos a menores” ¿Habrá soluciones concretas?, si no, habrá un apocalipsis católico.
