Se acuerdan de aquel discurso en la ONU de Hugo Chávez que decía “aquí todavía huele a azufre”, en referencia al anterior ponente, que fue George W. Bush?
Sin hacer referencias al infierno (como fue en ese caso), la frase puede resumir lo que ha sucedido estos días con PMI, el brazo exportador de Pemex.
Si no le faltaban nubarrones en el horizonte a la mayor empresa mexicana, se sumó uno nuevo que le valió la salida de la cúpula de PMI: el elevado nivel de azufre de la mezcla de crudo maya. Un fallo de la Organización Marítima Internacional (OMI), una agencia de las Naciones Unidas, redujo por cuestiones ambientales el nivel de azufre en los crudos internacionales a 0.5%, mientras que el crudo maya tiene entre 3.4 y 3.8% de azufre (lo que se conoce como crudo amargo). La medida entra en vigor el 1 de enero.
“Ante el porcentaje de azufre en el crudo maya, Pemex deberá cambiar la fórmula de cómo calcula el precio del barril en forma diaria, para poder mantener una calidad de la mezcla mexicana y no perder valor en el mercado mundial. En el caso de no cumplir con la nueva norma tendrá que invertir para bajar este porcentaje de azufre en un corto plazo. Si no, la ley de ingresos tendrá una menor recaudación por la exportación de crudo”, afirma el especialista en energía Ramsés Pech.
Esta medida de la OMI será un golpe —más— para las finanzas de Pemex porque para mantener sus clientes y su cuota de mercado PMI deberá ofrecer fórmulas con descuento o hacer mezclas con crudos más ligeros. De una forma u otra, este mineral le pegará a los resultados de la petrolera y también a su reestructura financiera, planteada para mejorar su imagen y perfil de deuda. Y además, el problema es doble, porque a esta baja en el precio se suma una caída en el precio mundial del petróleo. El barril producido en México podría perder hasta 20 por ciento de su valor en tres meses.
Esta es (para mí) la verdadera razón detrás del reemplazo de 10 directivos de PMI que se anunció días atrás. Ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que “se instruyó para limpiar a Pemex Internacional porque algunos estaban ahí desde casi 30 años. Se convirtió en una sociedad anónima”. Según AMLO, estos ejecutivos habían estado comprando y vendiendo un millón de barriles de petróleo al día (pues sí, ese era el rol de esta empresa) y se distanciaron de la supervisión del gobierno.
Nuevamente se justificó el movimiento por cuestiones de corrupción mas no por falta de previsión. Pero no se hizo referencia a algo mucho más de fondo: este equipo no avisó que esta medida de la OMI afectará tanto al volumen como al precio del crudo más importante para la paraestatal mexicana.
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