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Los Oscar y el ‘remake effect’

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Regresó Indiana Jones… los Gremlins, Matilda, ET, Top Gun, Rápido y Furioso 9, Legalmente Rubia 3, Minions 2, Dr. Dolittle, Men in Black y Mujercitas. Ya vimos las sagas de Star Wars y de todos los héroes nacidos de la mente de Stan Lee en las películas de Marvel o sus rivales de DC. El propio Disney está descongelando éxitos del ayer como El Rey León, Toy Story 4, Frozen 2, Mary Poppins y Dumbo.

A pesar de que estamos en una época donde las nuevas plataformas de contenidos —Netflix, Amazon o HBO— han llegado para sumar más y mejores opciones de series y películas, lo cierto es que “lo probado mata a lo novedoso”.

Días atrás Gabriel Casillas, director general adjunto de análisis económico y relación con inversionistas de Grupo Financiero Banorte, me mostraba una gráfica titulada “¿Se está agotando la creatividad?” en la que mostraba una correlación entre el aumento de los ingresos de los estudios de cine por remakes versus las recesiones económicas. Dos años antes de una recesión hay un pico de películas reeditadas: pasó en 1999 antes de la burbuja de 2001, hubo otro pico de ingresos gracias a títulos refritados en 2005 (previo a la crisis global de 2007-2008) y ahora estamos viviendo otro nuevo auge de “clásicos del ayer”, lo que puede suponer que el enfriamiento de la economía que predicen el FMI para 2021 estaría repitiendo esta tendencia.

Hoy entre 13 y 14% de los ingresos del sector del cine es gracias a remakes, casi el mismo porcentaje que entre 2005 y 2006, versus 2 a 6% en el periodo poscrisis entre 2012 y 2018.

Los números son claros: el año pasado, 8 de las 10 películas más taquilleras fueron remakes o secuelas de franquicias existentes, mientras que las dos restantes, Captain Marvel y Joker, fueron spin off de productos vintage tanto de Marvel como de DC.

Claramente las historias probadas tienen sentido desde un punto de vista financiero, pero las cifras de taquilla no explican del todo por qué los espectadores están tan entusiasmados en volver a visitar mundos familiares. “En épocas de grandes crisis económicas o de conflictos bélicos o de epidemias la producción de la industria del entretenimiento crece y crece la producción de remakes. La razón es que las audiencias buscan certeza y sosiego ante la incertidumbre”, me explica el crítico de espectáculos Álvaro Cueva. Además, agrega, los refritos incluso en televisión le permiten a las casas productoras apostar a productos que saben que funcionan y que en muchos casos son derechos que ya están pagados.

Hay un factor extra: más de 40% de la población mundial tiene entre 25 y 54 años y son un blanco perfecto para el tren de la nostalgia. “La gente repasa emociones positivas del pasado, no solo en el cine, sino con las novelas rosas y bobas y hasta con la música o los cómics”, dice Cueva, “de hecho uno de los títulos más vistos en Latinoamérica dentro de Netflix es Yo soy Betty, la fea, una telenovela de 1999”. La nostalgia no falla, al menos en la mayoría de los casos.

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@ba_anderson

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Bárbara Anderson
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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