A la misma velocidad con la que el gobierno de EU comenzó su plan de deportación de paisanos, de este lado de la frontera creció un negocio: el de los call center bilingües.
Muchos de quienes cayeron en las redadas de la policía migratoria (ICE) llevaban toda su vida en ese país y su nivel de inglés es muy superior a quien aprende en México el idioma.
Los deportados “son valiosos porque saben, además, sobre la cultura estadunidense. En ventas, pueden usar ese conocimiento para entablar pequeñas conversaciones, encontrar intereses compartidos y establecer rápidamente una buena relación para cerrar una venta. No solo hablan inglés, hablan americano, lo cual es muy diferente”, dijo en un reportaje de Los Angeles Times, Jason Heil, fundador de firmas mudadas a Tijuana, Redial BPO.
“Entrevisté a un operador que tenía terminado high school, que toda su vida estuvo fuera del país y que en un mes bueno podía ganar entre 25 y 30 mil pesos”, me explica Alfredo Hualde, profesor e investigador del Colef, especializado en empleo y movimientos migratorios.
Solo en Tijuana, según Los Angeles Times, en los últimos años pasaron de 10 a 60 los centros de contacto con servicios bilingües. “Aunque no es solo en la frontera: para los deportados es sin duda su primera opción de empleo y también hay call centers en Guadalajara y CdMx. Allí la mayoría opera en los alrededores del Monumento a la Revolución”, agrega Hualde. Según el profesor, hasta hay un estereotipo que permite reconocerlos por su vestimenta gang y sus tatuajes.
¿Dónde los reclutan? Organizan ferias de empleo —sobre todo en Tijuana— “donde claramente dicen que ellos no discriminan, que no les importa lo que hicieron en el pasado ni su historia ni sus tatuajes”, agrega Hualde. También la búsqueda de personal se hace a través de la Casa del Migrante, y con carpas de reclutamiento cerca de las universidades en las ciudades fronterizas.
En México, el servicio tanto tercerizado como in house de atención telefónica ha crecido de manera permanente en los últimos años, pero el servicio bilingüe es el que destacó en los últimos tiempos. Según datos del Instituto Mexicano de Teleservicios (IMT), hasta 2018 había 163 mil empleados en centros de outsourcing y tres veces más en servicios propios de empresas financieras o de consumo. En total más de medio millón de operadores.
La mayoría de estas firmas son de empresarios estadunidenses que encontraron la oportunidad de contar con un servicio de bajo costo y en el mismo huso horario de sus clientes (la mayoría de California). Un deportado gana el doble que un operador local: su hora de atención se cotiza en 84 pesos, mientras que sus paisanos el estándar es de 30 pesos la hora.
Con este fenómeno de la era Trump, México está compitiendo con otros polos de teleservicios a nivel mundial como ha sido hasta ahora la ciudad de Bangalore, en India.
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