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2019, otro año perdido para Pemex

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“Este año Pemex se perdió la oportunidad de no perder la oportunidad”, me decía días atrás un ex funcionario de la Sener; “la oportunidad de atraer recursos financieros, tecnología y talento para hacer del sector energético uno de vanguardia internacional”.

Pemex sigue siendo una compañía-estado más que una empresa productiva del Estado, una firma (la más grande de Latinoamérica) que sigue tomando decisiones que responden a intereses políticos más que a los del negocio.

La semana pasada se reportó que su producción de crudo cayó en octubre a su peor nivel en 40 años, con 1.616 millones de barriles diarios en promedio. Esto fue un nivel similar al que tenía en 1979.

Este dato llevó a Moody’s a declarar que la meta de producción petrolera de Pemex que trazó el gobierno mexicano es imposible de cumplir en este sexenio: la compañía “no tiene recursos, tecnología ni socios”, dijo Nymia Almeida, vicepresidenta senior de la calificadora, por lo que es prácticamente imposible entregar el resultado que pregona el presidente: 2.4 millones de barriles diarios hacia 2024.

Se cancelaron las licitaciones pendientes dentro de la reforma y las firmas que lograron quedar en las primeras rondas aportarán al final del sexenio solo unos 265 mil barriles extra.

Y la deuda es otra espada de Damocles: a pesar de que inyectaron recursos por más de 7 mil mdd, y se aplaude el alivio fiscal que recibió, el monto sigue rondando los 100 mil mdd, lo que deja a Pemex con el dudoso honor de ser la energética más endeudada del mundo.

En este sentido, Moody’s tiene una calificación de Caa1 para Pemex, casi a nivel de basura, con una implicación de “muy baja calidad y riesgo crediticio muy alto”. Las otras calificadoras también la tienen en la mira: Fitch en calidad de basura y S&P con un panorama a la baja.

A nivel operativo y de downstream, cómo no recordar el horrible arranque de enero, con el desabasto de gasolinas en gran parte del centro del país, lo cual culminó con la muerte de 137 personas tras el estallido de un ducto en Tlahuelilpan, Hidalgo. Eso detonó una supuesta política contra el robo de combustibles. Una estrategia a todas luces fallidas, pues abundan los reportes de que el huachicoleo sigue imparable.

Otra postal de este año perdido es que la empresa sigue padeciendo por el ciberataque del que fue víctima el mes pasado. La versión más o menos oficial habla de un ataque de los llamados ransomware, por lo que las actividades administrativas en gran parte de la empresa tuvieron que parar.

Desde dentro de la empresa se asegura que aunque ya hay una labor de contención del ataque del ransomware, conocido como Ryuk, siguen las limitaciones de acceso a internet en cientos de computadoras corporativas. Así cerró este annus horribilis de Pemex y parece que 2020 no iniciará mejor.

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Bárbara Anderson
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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