Política

Un mundo raro

El mundo está absolutamente trastornado por la inestabilidad económica global. El futuro inmediato parece tenebroso y cada día nos hundimos más en una espiral descendente que nos aleja de la certidumbre. Mucha gente culpa de ello a Donald Trump y a sus erráticas decisiones económicas. La realidad es otra: con su veleidosa política arancelaria, Trump en realidad sólo vino a ponerle una amarga cereza a un pastel que, de por sí, ya estaba podrido.

Antes de Trump, al menos en 2023 y 2024, fueron varios los fenómenos que explican la azarosa situación que hoy estamos viviendo. El estancamiento del crecimiento económico global fue uno de los elementos más visibles: mientras que en 2022 el mundo creció un 3.4%, para 2023 esa cifra bajó a 2.8% y en 2024 apenas repuntó a 3.0%. Las economías avanzadas sufrieron aún más, cayendo a ritmos del 1.3%.

Simultáneamente, la inflación persistente —aunque en descenso— se mantuvo por encima de los niveles prepandémicos, provocando ajustes monetarios severos. Bancos centrales como la Reserva Federal y el Banco Central Europeo elevaron las tasas de interés para contener la inflación, encareciendo el crédito y frenando la inversión. Por si fuera poco, las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China no cedieron, y la fragmentación geoeconómica, con bloques rivales y menor cooperación internacional, añadió más incertidumbre al tablero global.

Europa no se salvó. Alemania, su principal economía, cayó en recesión dos años consecutivos, afectada por una crisis energética, disrupciones de suministro y un duro revés presupuestario tras el fallo judicial sobre su fondo climático. A nivel mundial, la deuda pública superó los 100 mil millones de dólares, limitando la capacidad de respuesta ante futuras crisis. Las secuelas del COVID-19 y la guerra en Ucrania siguieron pasando factura, mientras que los mercados emergentes enfrentaron salidas de capital y depreciación de sus monedas ante un entorno financiero más estricto.

México, aunque resistió relativamente bien este panorama internacional convulso, no escapa a sus efectos. La dependencia estructural de nuestra economía respecto a los ciclos estadounidenses, sumada a las tensiones comerciales globales, el encarecimiento del financiamiento y decisiones polémicas de política interna, mermaron la inversión productiva y el crecimiento.

Así, resulta claro concluir lo que dijimos al principio: Trump y sus aranceles solamente están agravando una situación que ya era caótica desde hace dos años; no por él, sino por las muchas malas decisiones internas que los países hemos tomado cuando teníamos un tío rico. Hoy parece que, desde la orfandad, estamos obligados a buscar salidas urgentes y respuestas novedosas a un mundo raro, que apenas estamos entendiendo. Es el consejo económico global de tu Sala de Consejo semanal.


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Arnulfo Valdivia Machuca
  • Arnulfo Valdivia Machuca
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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