Cultura

Las recetas de los Del Paso

Si hubiera algo así como justicia editorial (otros piensan en la justicia divina, algo mucho más remoto), cada libro tendría la presentación que se merece. Brillante, mediocre o francamente mala, pero una forma, al fin, de anunciarse ante los lectores, de ser por primera vez en sociedad. O de ingresar al terreno de la conmemoración, como ha tenido en suerte La cocina mexicana de Socorro y Fernando del Paso, que con exquisitez —nunca mejor utilizado el término— el Fondo de Cultura Económica, dirigido por José Carreño Carlón, no solo ha reeditado sino también convertido en una suculenta presentación a la que tuve el gusto de asistir la noche del jueves en un espacio por demás espléndido: el restaurante-galería de Yuriria Iturriaga, allá por los rumbos de Coyoacán.

Una cosa es segura: los grandes libros de cocina deberían ser siempre presentados en un restaurante afín; al margen de cada comentario que mereciera la obra, las recetas, historias o anécdotas culinarias tendrían la obligación de ser traducidas, adaptadas o interpretadas (como hizo la propia Iturriaga con el recetario nacional de los Del Paso).

Sin ser un hallazgo de los directivos del FCE, debemos decir que esta presentación resultará inolvidable por la afortunada combinación de presentadores (Socorro del Paso acompañada por Laura Esquivel, Yuriria Iturriaga, así como la fluida y amena lectura de Gastón Melo), comensales (Ángeles Mastretta, José Woldenberg, Héctor Aguilar Camín, Blanca Sánchez, Jorge Volpi, entre otros invitados, además de la prensa cultural en pleno) y los extraordinarios platillos preparados para la ocasión: volovanes con huitlacoche y guacamole, sopa de bolitas de masa, lengua en cacahuate… manjares todos que hicieron las delicias de la noche.

Que no hay un gran escritor sin extraordinario paladar lo demuestra hasta la última página de este libro Fernando del Paso, quien acompaña las recetas de su esposa (“que lee libros de recetas como quien lee novelas policiacas o de aventuras”) con brillantes textos en los que conjuga su fina erudición con toda clase de antojos. De ahí que en alguna parte confiese: “En cuanto a mi aprendizaje teórico, imagine el lector todo lo que he disfrutado y aprovechado París, yo, que como el personaje de Günter Grass en su novela Le turbot, tengo varios cocineros dentro (Pessoa tenía poetas; yo cocineros) que pugnan por salir y que, si en algo me parezco a Brillat-Savarin, es en lo que afirma de él y de su gusto por las palabras Roland Barthes: ‘Brillat-Savarin desea las palabras como desea las trufas, un omelette de atún, una sopa de pescado’”.

Ya sabemos que no hay lectura más sabrosa que un buen libro de cocina, pero a condición de que esté bien escrito y mejor pensado por su autor. En mi biblioteca, en la que gozo ya de la presencia de varios clásicos y estudiosos de la gastronomía, así como de toda clase de recetarios de las más diversas regiones del mundo, hacía falta el libro de los Del Paso.

La mejor razón es que su sencillez (intenta representar apenas un breve panorama de la cocina mexicana) se condimenta ricamente con la sabiduría gastronómica de Fernando del Paso, quien es capaz de desplegar diversos conocimientos históricos, geográficos y muchas curiosidades en torno de cualquiera de los ingredientes que más le fascinan a él y a su mujer.

No es extraño que esta obra sea el resultado de muchos años en el extranjero: es fuera de nuestra tierra donde extrañamos y buscamos reproducir la comida que se servía en la mesa de nuestros padres y familiares. Y cuanto más difícil es tenerla de vuelta, mayor es nuestra búsqueda y capacidad de improvisación para acercarnos al menos un poco a esos platillos que añoramos.

Por eso, estando en otros países, nos podemos identificar con esa idea de Fernando del Paso de que “de alguna manera, como el caracol, nos llevamos nuestra casa y nuestra patria a cuestas, y no porque ser mexicanos fuera mejor que ser ingleses o franceses, tampoco peor, pero sí diferente, y no podíamos dejar de serlo, preservar los valores y las delicias de la gran cocina mexicana, la cocina de nuestros padres y de nuestros abuelos, la cocina de nuestros muertos…”.

Así pues, la reedición de La cocina mexicana de Socorro y Fernando del Paso, ahora magníficamente diseñada por Alejandro Magallanes con ilustraciones del propio Fernando del Paso, es toda una celebración que podemos llevar a nuestra biblioteca y, por supuesto, a la cocina y a nuestra mesa. Un libro que ofrece varios placeres: leer sobre la gastronomía nacional, pensar en su trascendencia global, encontrar sus recetas más significativas y disponernos a alcanzar todos esos sabores prometidos en éstas. Una obra para estar siempre de manteles largos.

ariel2001prodigy.net.mx

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Ariel González Jiménez
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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